jueves, junio 12, 2008

A vueltas con los e-libros y la crisis editorial

Vamos a cambiar el tono apocaliptico imperante en los últimos tiempos en este blog y, con la excusa de una noticia sobre los nuevos desarrollos en el campo de la tinta electrónica titulada The Development of E-Paper Technology, rescatar y comentar un largo hilo en SeDice titulado Literatura sin papel: el big bang digital en el que participé profusamente.

No voy a decir que me sorprenda la reticencia de todavía una parte importante de la audiencia sobre la sustitución del papel, incluso en un foro plagado de lectores de ciencia-ficción que uno podría suponer que acogerían con mayor facilidad los cambios provocados por la ciencia y la tecnología. No me sorprende porque no es la primera vez que observo esta reacción. Pero en el caso de este hilo en concreto, lo que me sorprendío (también sólo hasta cierto punto) fue que ese recelo-oposición vino en algunos casos desde el punto de vista de autores o aspirantes a autores, así como otras personas relacionadas con el mercado editorial.

Una de las primeras reticencias viene del tema del pirateo, con lo cual, empezamos mal. Empezamos mal porque uno empieza a temerse que los autores literarios están haciendo suyo los mismos argumentos que ya ha llevado casi al suicidio a otros modelos de edición como el musical o el cinematográfico. Viendo cómo están terminando éstos, uno ya debería barruntarse que ese no es el camino. Como dije en el hilo, la facilidad para acceder a las obras es clave para comprender el abandono de los viejos soportes físicos. Ya he comentado aquí cómo iTunes, la tienda de música digital de Apple, vendía más que las tiendas de CDs. En cambio, yo he tenido que esperar 4 meses a que apareciera la 2ª edición de Festín de Cuervos. En mi caso no se perdió un cliente, pero en otros casos sí que se están perdiendo potenciales clientes.

Se habla mucho de que sólo terminan comprando los libros el fandom (digamos el núcleo duro de lectores de un género), pero es que el lector ocasional lo tiene muy difícil para poner las manos en muchas obras, con las exiguas tiradas y escasa presencia. No todo el mundo se dedica a rebuscar entre los saldos a ver si encuentra ese libro publicado hace 30 años y del que no hay redición. La mayoría lee lo que le resulta más interesante de lo que hay.

Abundando en el argumento anterior, hay otro asunto que se plantea en el horizonte editorial y que va a sembrar muchas dudas: el aumento del precio de los libros, provocado por el aumento de los costes. Muchas veces no nos damos cuenta de lo interrelacionado que está nuestro sistema económico. Factores como el mayor consumo de pulpa de papel de los paises emergentes, así como el encarecimiento de la energía, van a provocar que los libros que estábamos acostumbrados a que costaran entre los 20€ y los 30€, ahora pasen al rango de 30€ a 40€. Y en bolsillo, de precios por debajo de 10€ (llegando hasta el hipercompetitivo precio de 5€ de Byblos, que ya desaparece) pasará al rango de 10€-15€. Eso ya de por sí supone una importante contracción del mercado, aunque los presupuestos de gasto en libros se mantuvieran. Ello lleva a:

(...) ¿qué editor se va a lanzar a la piscina y arriesgarse con autores nóveles o experimentos que no saben como van a funcionar? El mundo de la edición se va a poner muy duro, sólo se va a editar en papel lo que esté sobradamente demostrada su viabilidad comercial. Es lo que estaba diciendo Luis G. Prado en su entrevista en fantasymundo. Esto es lo que pasa con Minotauro y su recorte de catálogo. Se acabó el tiempo de sondear el mercado. Ahora es tiempo de, como dirían los analistas de bolsa, "refugiarse en valores seguros". Nada de escritores minoritarios que difícilmente justifiquen comercialmente su edición. Nada de apostar por jóvenes prometedores, a ver si suena la flauta y descubrimos el nuevo bombazo editorial. Los márgenes se van a estrechar mucho, porque cuanto más se encarezca el libro, menos se va a consumir. Y en definitiva, van a centrarse en lo que saben que funciona.
En este estado de las cosas, un importante ahorro en el precio debido al formato no sólo es deseable para los lectores, que podrán disfrutar de más libros por menos dinero, sino para los propios autores: al existir más público, existe potencialmente más público para sus obras, y por lo tanto mayor potencial de beneficios.

Finalmente, tenemos el asunto del papel de los editores en este nuevo esquema. Se situa al editor en el papel de filtro: es el que decide qué merece la pena y qué no, porque es el que apuesta su dinero. Bueno, algún cínico puede decir perfectamente que lo que vende no tiene porqué coincidir con lo de "más calidad", sino con lo más popular, pero aun dando por bueno el argumento que el que más vende es el que tenga "derecho" a ser publicado, la realidad es que ese filtro no tiene porqué desaparecer, sino simplemente transformarse en lo que es: un filtro. Me remito al artículo de Fran Ontanaya Editores sin editoriales, al que yo añado la visión del editor como "consultor" literario.

La exhuberancia irracional de los nuevos canales de publicación (no sólo del ebook sino también de la publicación bajo demanda) en realidad no es más que aflorar a la superficie de Internet de miles de obras que antes hubieran quedado durmiento en un cajón (de editor) el sueño de los justos, porque sencillamente no llegan ni a unos estándares mínimos. Lo importante no es tratar de impedir que haya mucha basura* circulando por ahí, sino que lo que realmente merezca la pena aflore. Y en ese "afloramiento", hay toda una industria nueva que inventar.

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* No es mi intención ser peyorativo, pero tampoco pienso caer en la corrección política imperante.

4 comentarios:

jcdenton dijo...

Pjorge y JJ levantaron la veda de la discusión hace semanas. Yo solo le veo una GRAN pega al invento: su precio ¡Cuesta mas que una bici! y se puede perder o robar fácilmente.
Si se rebaja a menos de 50 € acabaré comprándome uno.

un saludo

Javier Cantero dijo...

Yo me he puesto de tope 200 euros (no pienso perderlo con facilidad)

ctitanic dijo...

Bueno, existe una salida editorial para los nuevos valores, Amazon. Cualquiera puede publicar en Amazon su libro sin necesidad de un editor. Ahora bien, se venderá? Quien sabe... Todo depende de muchos factores pero el más importante, luego de la calidad, claro está, es la cantidad de exposición que esa persona logre tener en la web sobre todo.

Javier Cantero dijo...

Por eso Frank hablo en el hilo sobre la economía de la atención: "En todo caso, economía de la atención. Al que ponga demasiadas dificultades para ser leido, probablemente es lo que consiga: que no lo lea nadie. No sólo hay que competir con todo lo que se ha escrito ya, que da para una vida de lectura y más, sino con un montón de medios, ocio y entretenimiento, etc creciente."

Y relacionado con lo anterior, el concepto de accesibilidad (en el sentido de facilitar el acceso a la obra en cuestion): "Los autores cuyo máximo interés es transmitir su mensaje y no otras consideraciones (por ejemplo económicas), van a optar por los métodos más rápidos de propagarse, más sencillos y más baratos: en definitiva, más accesibles".