domingo, octubre 09, 2011

De la enseñanza pública al aprendizaje procomún

[Está] Más que demostrado que no se puede dejar algo tan importante como la educación de generaciones presentes y futuras en manos de políticos.
(Sí, ya no tengo vergüenza ni para autocitarme tuits)

Houston, tenemos un problema con la educación. Mejor dicho, tenemos al menos cuatro:
  • Enseñanza diseñada y a medida de los intereses de los gobernantes.
  • Enseñanza meramente "utilitarista": estudiar "para tener un puesto de trabajo".
  • Enseñanza pasiva ("que me enseñen").
  • Enseñanza sólo contempla unos pocos años de la vida. El resto no existe.
En contraposición, la compleja sociedad actual requiere de una educación:
  • No sesgada, crítica (reconocer los diferentes puntos de vista y tratarlos como tal) y creativa (soluciones a los problemas nuevas, desde puntos de vista no tomados en consideración hasta ahora).
  • Multidisciplinar (no se puede limitar a enseñar para ser un engranaje más de la cadena, sino para ser una parte útil de una sociedad)
  • Aprendijaze activo ("quiero aprender") = motivante
  • El aprendizaje se extiende a lo largo de toda la vida, no se reduce a una etapa de ella.

Respecto al primer punto, no se puede aspirar a una sociedad en la que los ciudadanos se corresponsabilicen de la toma de decisiones (open goverment) o fiscalicen su funcionamiento (open data) si no se tiene una formación que nos permita no sólo usar estas herramientas, sino ser realmente útiles con ellas.

Respecto al segundo punto, hay que acabar con la mentalidad "estudiar para lograr un puesto de trabajo", como si la vida fuera una especie de concurso-oposición que, en cuanto lo sacamos, ya no nos preocupamos más. Ahora la sociedad cambia rápidamente, y los conocimientos necesarios en cada momento, también. Lo que hacen falta son las aptitudes necesarias para adaptarse a estos cambios.

En cuanto a la visión utilitarista: citaré como ejemplo un artículo reciente titulado  ¿Por qué se van los ingenieros?. Aunque hable de ingenieros, es extrapolable a cualquier formación especializada. Los resaltados que siguen son míos:
Y para los que digan que es una fuga de capital humano, económico, etc. de España, pues así es. Pero que no se preocupen mucho, que esto se acabará, las reformas educativas van en ese sentido, la fama del ingeniero español se agotará. Y es que, mi generación, la más formada de las que ha habido, se ha enfrentado con la realidad de un país atrasado incapaz de absorberlos y aprovechar la inversión realizada en ellos. Por lo tanto, como debía ser que el sistema educativo no era bueno, ya que no se precisa gente formada, las siguientes reformas han aumentado el fracaso escolar produciendo la masa que, bien entrenada en tareas simples hará las delicias del empresario aquél que sabía tanto y al que el ingeniero joven molestaba con sus preguntas y observaciones.
Pero todo esto es lógico: se intentó modernizar un país a base de libro porque es lo más barato, el plan fracasó y quedó una generación inservible para trabajar en el tajo, así que se abandona la vía de la excelencia académica y se utiliza mano de obra foránea para proseguir las tareas habituales del país.
Si la educación se ve como algo utilitarista, es normal que se llegue a esta conclusión. ¿Para qué gastar dinero en formar a alguien en algo que no va necesitar para realizar su trabajo? El razonamiento es impecable... en tanto en cuanto se reduce la educación a una mera formación laboral, no a una formación personal íntegra. Si extendemos los fines de la educación a una formación lo más completa posible del ciudadano que tiene que ser parte activa y decisoria de una sociedad, entonces ofrecer la mayor calidad posible es un objetivo irrenunciable, independientemente de si esa cualificación es necesaria en un puesto laboral concreto o no.

Enseñanza vs aprendizaje. ¿Hasta que punto se puede obligar a alguien a aprender y hasta que punto es eso efectivo? En cambio, cuando estamos motivados para aprender algo, no sólo nos esforzamos más, sino que la recompensa es mayor. Aprender no debe ser una obligación pero tampoco un privilegio, sino una necesidad que parte de nosotros mismos. La educación debe ser la fuente en la que podamos saciar esa necesidad.

Finalmente, todos los días estamos aprendiendo. Leyendo artículos, saltando por enlaces para llegar a otros, o buscando directamente en el buscador de turno. Nos pasamos una buena parte del tiempo en Internet buscando, leyendo... y aprendiendo. Aunque no nos demos cuenta. Por otro lado, el aprendizaje es práctica. Incluso cuando estoy escribiendo esta entrada, estoy practicando una serie de habilidades como la transmisión de ideas, el razonamiento, etc, porque las necesito para ello. Y cuanto más practique (y por lo tanto, más aprenda), más satisfecho estoy de los resultados logrados (y todo ello, sin tener a nadie con un látigo obligándote a "hacer redacciones").

Con todas estas ideas en la cabeza, con el término "aprendizaje procomún" me estoy refiriendo entonces a la "oferta" en forma de procomún de los "materiales" y las "herramientas" que nos permitan aprender sobre cualquier disciplina en la que en un momento dado estemos interesados (o estemos necesitados de). Concretamente, va más allá de tener libros de texto para los escolares en procomún o incluso va más allá de tener una enciclopedia como Wikipedia (aunque innegablemente es un pilar de ello), y se sumerge en la necesidad de una cultura global de compartir el conocimiento. Algo en lo cual, hoy en día, sólo estamos dando los primeros pasos.

domingo, octubre 02, 2011

Caída y auge de proyectos abiertos

Me gustaría entresacar un fragmento de una reciente entrevista a Linus Torvalds, hablando sobre la gestión de proyectos de software libre:

“The first thing is thinking that you can throw things out there and ask people to help. That's not how it works. You make it public, and then you assume that you'll have to do all the work, and ask people to come up with suggestions of what you should do, not what they should do. Maybe they'll start helping eventually, but you should start off with the assumption that you're going to be the one maintaining it and ready to do all the work.”
“If you start off with some ‘kumba-ya feeling’ where you think people from all the world are going to come together to make a better world by working together on your project, you probably won't be going very far.”
Linus habla específicamente de proyectos de software (libre), pero yo lo extendería a todo tipo de proyectos abiertos de vocación/participación colectiva.

Por ejemplo, me trae a la memoria el proyecto Dot-P2P de DNS descentralizado y peer-to-peer del que hablamos por aquí hace menos de un año. Nació en diciembre, y consultando fechas de los históricos para febrero podríamos darlo por muerto. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Acaso se han solucionado los problemas de posible censura de dominios que fueron la causa de su origen? Que yo sepa, no. No es más que otro ejemplo de los muchos proyectos que no sobreviven a la etapa de entusiasmo inicial porque no llegan a cristalizar.

Se pueden dar múltiples razones del fracaso de ésta y otras iniciativas similares: falta de objetivos claros, falta de liderazgo (tanto en el sentido de gente que tome decisiones que hagan avanzar el proyecto como de gente comprometida a arremangarse y dedicarle horas), debates interminables por intentar contentar a todo el mundo y que acaban cansando a todos, ... El entusiasmo inicial se convierte rápidamente en decepción, y éste en abandono.


Otra trampa en la que se cae es en una especie de efecto meta: se tiene una idea, y lo primero que se hace es "vamos a montar un blog, un wiki, una lista de correo, un grupo en Facebook, una cuenta en Twitter, ..." etcétera, ectétera. El proyecto se transforma en montar y organizar las herramientas del proyecto.

Entendedme: no estoy diciendo que no haga falta ninguna herramienta (alguna tiene que haber...). Es cuando las cosas se llevan al extremo opuesto. Se tiene una idea, y se gasta un montón de tiempo en crear una infraestructura no porque se perciba que se necesite, sino porque (gracias al creciente número de herramientas disponibles) uno se lo puede permitir, en vez de guiarse por estrictos criterios de necesidad.


Esta conducta probablemente tenga mucho que ver con que, mientras se montan y mantienen las herramientas, se tiene la sensación de que el proyecto avanza hacia algún lado y se está trabajando en ello, aunque en realidad no sea así. Pero montar la infraestructura suele ser a día de hoy más sencillo que trabajar en el problema, y sobre todo una buena distracción para no tener que afrontar las discusiones y la toma de decisiones, sobre todo cuando éstas crean disensión.

Esto también se observa en que hay una fuerte tendencia a crear servicios propios en vez de reutilizar servicios de terceros. Pongo un ejemplo hipotético: imaginemos que quieres lanzar un proyecto para escribir libros de texto de educación secundaria de contenido libre mediante tecnologías wiki. Sí, se puede registrar un dominio propio, instalar un servidor de listas de correo para coordinar los distintos libros, un blog para dar las noticias, y mediawikis para el trabajo en sí. O se puede usar wikilibros (con todo el respaldo de la Wikimedia Foundation) como base y empezar a trabajo desde ya, y más adelante, si se ve que éste se nos queda corto, optar por la primera opción. ¿Cuál creéis que de las dos opciones es la más comunmente adoptada?

También hay una fuerte tendencia a empezar de cero y no aprovecharse del trabajo previo. ¡Demonios! si esa es la principal motivación de un proyecto abierto: que eres libre de usarlo por tu cuenta. En cierta manera, no es más que una variante del síndrome Not-Invented-Here, pero aplicado a  los creadores de proyectos abiertos en vez de a las empresas. El problema es que, a diferencia de la cultura empresarial, en los proyectos abiertos no sólo no existen razones para actuar así, sino que la propia naturaleza de hacer el proyecto abierto es por aprovecharse de las ventajas inherentes a esa "apertura".

Una de las características identitarias de los proyectos abiertos es precisamente la capacidad para hacer fork del mismo. Es decir, la capacidad para escindirse del mismo y tomar otra ruta distinta —ya sea porque los creadores de la excisión creen que ellos tienen una ruta más corta a la solución al problema, ya sea porque piensen que el problema a solucionar es distinto al del grupo original. Pues retomar un proyecto anterior —en vez de crear uno nuevo de cero— no es ni más ni menos que usar la posibilidad de fork, aunque en este caso no tendremos 2 ramas del mismo porque la original está extinguida. Pero el concepto es el mismo.

En los genes del fork además se lleva una característica muy importante: el revelo "generacional" de proyectos. Estoy cansado de ver proyectos muertos o agonizantes simplemente porque no ha habido nadie que haya tomado el testigo, una vez que los impulsores iniciales se han cansado o han partido hacia otros lugares. Los forks en este escenario son la posibilidad por parte de nueva gente de retomar el proyecto y volverlo a echar a andar, incluso de darle una nueva orientación más acorde con los tiempos. Aprovechándose además de todo lo hecho ("construyendo sobre hombres de gigantes") en vez de intentar reinventar de nuevo la rueda. Sin embargo, esta situación "idílica" que planteo, en el mundo real de los proyectos abiertos suele ser la excepción, y no la regla.


Proyectos como Wikipedia o Linux han conseguido aprovecharse de estas características y triunfar, pero eso no significa que no estén reinventándose y renovándose a sí mismos todos los días. En los proyectos abiertos, pese a todo lo que he escrito hasta este punto, no hay recetas mágicas, y realmente tiene más que ver con la "gestión" de personas que con otra cosas: con la capacidad de atraer y entusiasmar a los potenciales interesados, y hacerles sentir que ser participantes del mismo merece la pena. Todo lo demás son... fuegos de artificio :-)