sábado, diciembre 12, 2009

Lujoyglamour.net, la reseña

Hacer una reseña es siempre un compromiso, y más si es de algo hecho por una persona con la que tienes cierta relación (aunque ahora que lo pienso... ¿qué tipo de relación? Esto de las relaciones en Internet es muy complicado, no encaja en los parámetros de la RL a los que estamos habituados, y las palabras que se utilizan normalmente no reflejan los matices adecuados para estas situaciones). Tanto que, mientras leía Lujoyglamour.net, pensaba para mi mismo: "tengo que encontrar algún defecto del que hablar, algún pero que poner, o la reseña va a sonar a compadreo y peloteo total entre J.J. Merelo y yo". Al fin y al cabo, son unos cuantos años (¿cuantos? ¿6, 7 años?) de "comentario por aquí", "blogueo por allá" y "enlace que te va". Y el que sea consciente de ello, me temo que va a apostar dos céntimos a que cualquier reseña que haga va a ser un panegírico laudatorio, independientemente de cualquier otra consideración. Y no es así.

Vaaale, reconozco que igual no es posible que sea 100% objetivo. Pero os aseguro que voy a intentar ser al menos 99% objetivo. O un 95%. En cualquier caso, por encima de 90%. Pero tengo un problema: a mi la novela me ha gustado. Y además, no me ha sido posible encontrarle defectos (al menos defectos graves), por lo que mi apariencia de objetividad peligra (ya saben, los críticos, como la mujer de(l) César). Así que, lo que voy a hacer, es contar un poco de qué va la novela, y porqué me ha gustado. Y luego, ustedes lectores, ya decidirán (si me echan a los leones o no).

Primero, ¿en qué género encuadrar Lujoyglamour.net? Bien, ya empezamos con el primer problema. En principio una novela en la que hay misterio y muertes se etiquetaría dentro del thriller, o la novela detectivesca o algo similar. Claro que, si el protagonista es alguien que se dedica a escribir blogs, y que durante buena parte de la novela está chateando, o escribiendo emails, o en general conectado a Internet en alguna de sus múltiples vertientes, vamos, que es un geek de tomo y lomo en vez del típico Philip Marlowe, la definición se complica. Y si además pensamos que casi cualquier bestseller actual lleva esos mismos ingredientes (misterio y muertes) en alguna medida, empezando por el propio El código Da Vinci, el asunto se vuelve aun más confuso si cabe.

Podría decir que es una novela geek (¿eso existe?) y quedarme tan pancho, aunque sólo sea porque el protagonista y algunos personajes más lo son. Con el mismo criterio podría decir que es literatura de viajes, y no estar muy alejado de la verdad, puesto que los personajes principales se pasan la novela viajando, y el autor dedica bastante espacio a describir ciudades, pueblos y lugares, medios de transporte, estaciones y establecimientos hoteleros de diversa especie y pelaje (y si a todo esto le añadimos que el propio autor es muy viajero, y le gusta la literatura de viajes...). Podría decir que es una historia sobre clases (altas y bajas), y tampoco estaría desencaminado. Podría decir que es literatura humorística, y lo es, encima a varios niveles diferentes. Lujoyglamour.net es todo eso, y más.

¿Por qué me gusta la novela? Primero porque el autor y yo (junto con otros miles de internautas) compartimos lugares comunes. Por ejemplo, un empresario-emprendedor de Internet argentino ¡JA! ¿no pilláis el chiste? Si no lo pilláis, no pasa nada, pero son "guiños cómplices" que compartimos una serie de personas. Y como ése, podría diseccionar cien detalles más en la novela (naturalmente no lo voy a hacer, serían SPOILERs intolerables). Y lo segundo, porque es una novela que destila humor a raudales. Sí, vale, soy más simple que el mecanismo de un botijo, pero estábamos hablado de por qué me gusta, y el caso es que a mí el humor me agrada, casi cualquier tipo de humor, pero en especial el humor irónico. Y en esta novela hay humor, como dije antes, mucho y variado, lo que, por mi parte, es un +5. ;-)

También es una novela que se deja leer muy fácilmente, dada su estructura a pequeños trozos. Casi me imagino a JJ escribiéndola en un blog privado, porque se ajusta mucho a ese perfil. Y no me refiero únicamente a las variadas entradas de blogs ficticios que salpican la novela (en algunos casos comentarios chanantes incluidos), sino que la propia forma de estructurar la novela, en pequeños flashes con título, me recuerdan mucho a un blog (eso sí, leído de arriba a abajo, y no de abajo a arriba, como es lo habitual). Tal vez sea que todo se pega, y tanto escribir blogs y más blogs, terminas expresándote en unidades cortas y autocontenidas de tamaño reducido (no quiero ni pensar lo que puede resultar cuando llevemos unos años acostumbrados a los 140 caracteres de Twitter...). El estilo de varias tramas desconectadas que van intercalándose, y al final convergen me recuerda mucho a William Gibson o Neal Stephenson, aunque claro, puedo estar nuevamente mimetizado por lo que yo conozco del autor y por mi propio background de lecturas.

Vamos a ver (antes de que alguien me salte al cuello): no estamos ante una obra cumbre de la literatura universal. Estamos ante una novela cuyo objetivo es entretener. Y eso lo consigue, con creces. Estamos ante una novela para reirte un rato. Tal vez no puedas sacarle el jugo hasta la última gota si no conoces un poco el mundillo de Internet y los blogs y las redes sociales, pero no hace falta ser @edans o Enjuto Mojamuto para disfrutarla. Incluso es posible disfrutarla sin saber quién es Enjuto Mojamuto o por qué a "@edans" le he puesto una "@" delante. Lo mismo que tampoco hace falta ser jodidamente rico, y terriblemente glamouroso, ni haber recorrido la Europa continental en tren, avión o autobus. Todo ayuda a meterse en ambiente, pero al final es una novela sobre gente corriente (o no tan corriente), sufriendo emociones corrientes. Tal vez, eso sí, con una pizca adicional de lujo y glamour (o no).

Así que, cumpliendo con el objetivo de ser idem (al menos por encima del 90%) no os diré "comprad la novela" (que suena zafio, y poco glamouroso, y además es tarea del autor), sino: gracias JJ por permitirme disfrutar de tu divertida novela. Ha sido un lujo leerla, y reseñarla.

Por cierto, además de la novela, J.J. Merelo ha creado el propio sitio web que da título y vida a la novela, Lujoyglamour.net, con lo que la historia tiene vida más allá de la novela (como el Cid) gracias a la magia de Internet. ¿Novela 2.0? Bueno, eso se lo dejamos a los gurús de la blogocosa.

jueves, diciembre 03, 2009

¿Y si le damos a Murdoch lo que quiere? MurdochBlock

Supongo que es de todos conocida la manía persecutoria del magnate de los medios Rupert Murdoch contra Internet, a la que acusa de robarle las noticias sin pagarle nada a cambio. Y la tiene tomada con los agregadores de noticias (y especialmente con Google) y con su política de poner enlaces hacia las noticias de sus medios.

Al verlo tan desolado, como este humilde blog tiene vocación de servicio público, he decidido romper una lanza por este pobre multimillonario y echarle una mano. Para ello he decidido comenzar un proyecto: MurdochBlock, el AdBlock de los medios de comunicación de Murdoch. MurdochBlock consiste en un plugin de Firefox basado en AdBlock, que ya viene con la lista de webs de medios de comunicación de Murdoch bloqueada, para que ningún malvado agregador nos haga picar en sus enlaces hacia MurdochLandia, perdón, quería decir News Corp. Y lo mejor, es que funciona incluso si tratan de esconder el enlace con un acortador tipo bit.ly o similar. ¡Garantizado! Con MurdochBlock, Murdoch jamás tendrá que volver a preocuparse de que los agregadores de noticias enlacen a sus medios.

¡Ah! Y con el sentimiento patrio que me caracteriza, he decidido extender esta oferta a cualquier medio de comunicación español que lo desee. ¡Sin costes! ¡Sin esperas! ¡Totalmente gratuito y garantizado! ¡No se lo puede perder! ¡El sacar noticias gratis de su medio se ha acabado para siempre! ¡PARA SIEMPRE!

lunes, noviembre 30, 2009

Las guerras del siglo XXI serán las guerras del copyright

El tema del copyright es un tema recurrente en este blog, así que pido disculpas de antemano si me repito o resulto pesado. Si lo soy, es porque el tema tiene una enorme transcendencia e importancia, y el tiempo nos está dando la razón a quienes opinamos así.

Como si se tratara de un plagio del argumento de "El imperio contraataca", en estos momentos los grandes intereses económicos de la mal llamada industria de los contenidos —en todo caso sería la industria de los contenedores— están presionando a través de sus lobbys a los parlamentos, gobiernos e instituciones de todo el mundo y en toda jurisdicción, para establecer leyes, normas y sanciones de todo tipo contra la violación de los que ellos llaman "derechos de autor" —y que en realidad estrictamente hablando son derechos de explotación—. La ofensiva es de tal calado, que han conseguido que se aprueben leyes de los "tres avisos" en países como Francia o Reino Unido, y aspiran a mucho más, envalentonados por sus logros.

En España, la batuta de esta guerra por el bando de los zelotes del copyright la ha tomado la llamada Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, coloquialmente "la Coalición", en la que se agrupan tanto los viejos conocidos de las entidades de gestión o la patronal de la industria musical, como nuevos "viejos negocios" ahora desahuciados por la venida de lo digital (editoriales, libreros, medios de comunicación). Esto es bueno porque por fin tenemos un enemigo definido y uniformado que se ha quitado la careta y presenta un frente claro y abierto. Y porque —lo sé, en el fondo soy un romántico— por fin tienen un nombre de villano ("La Coalición") digno de las organizaciones malvadas de novelas, seriales y películas.

¿Cual es el juego de la Coalición, y del resto de organizaciones equivalentes? Utilizar su dinero e influencia para convencer (o tal vez "convencer") a los legisladores que el copyright es un derecho fundamental, sacrosanto e intocable, que debe ser defendido a toda costa. ¿Por qué? Porque la única manera real de frenar que los contenidos digitalizados fluyan en todas direcciones sin control es nada más y nada menos que socavar un auténtico derecho fundamental, tal y como entendemos las libertades en el mundo occidental: el de la privacidad e intimidad.

En una cultura como la occidental donde los derechos y las libertades individuales son piedra angular desde hace 2.500 años, el hecho de someter a un espionaje contínuo y sistemático nuestras comunicaciones para "comprobar que no hay violaciones de los derechos de autor" no sería nada bien recibido. La capacidad de "cachearnos" digitalmente (nuestros pen drives, tarjetas de memoria, discos duros y cualquier dispositivo de almacenamiento), de monitorizar nuestras actividades en nuestros ordenadores y restos de dispositivos de computación (incluyendo teléfonos, PDAs, consolas, e-readers y quién sabe qué más) y la imposición obligatoria de dispositivos de coherción de derechos digitales (DRM) en los mismos, serían sistemáticamente tumbados judicialmente por nuestros derechos a la intimidad y privacidad, así que su primer objetivo es lógicamente renivelar la balanza a su favor y "sacralizar" sus derechos de explotación como un derecho de primer orden equiparable al de privacidad, y así conseguir sus propósitos, aun a costa de convertir a nuestra sociedad en un remedo de "1984".

Ahora ya sabemos lo que nos jugamos en esta guerra. Nos queda saber cómo combatir en la misma. Hace poco, hablando con Pedro Jorge sobre estos mismos temas, le decía que "las verdaderas batallas se van a librar en sitios que no son los juzgados". Y no, no creo que se libre en los juzgados, principalmente porque si fuera a librarse en los juzgados, hace ya tiempo que a los zelotes del copyright los hubieran puesto en su sitio de una vez por todas. Hay libros enteros[1] con argumentos históricos, jurídicos y de sentido común, que tratan el tema con la suficiente profundidad como para que me extienda aquí repitiendo lo que ya ha sido explicado por expertos en el tema con toda profusión de detalles.

La verdadera batalla se va a librar, por un lado, en los bolsillos de los ciudadanos, que son los auténticos objetivos de todo este movimiento de rapiña. Y que no va a estar por la labor de que les expolien sus maltrechos bolsillos con no se qué excusas "morales" sacadas de la manga. Pero si bien los ciudadanos no se van a dejar desplumar tan fácilmente como los zelotes piensan, esa va a ser una batalla de fondo, una guerra invisible que se librará implacablemente, detrás de la cortina. Mientras tanto, hay una batalla visible que librar, que transcurre en el plano público, y que es de la que realmente me interesa hablar aqui.

En la desobediencia civil de Henry Thoreau, que ha servido de inspiración a movimientos pro-derechos como los liderados por Gandhi o Martin Luther King, subyace la misma idea: emplear las propias herramientas que el sistema nos otorga para luchar desde "la legalidad" contra él. Richard Stallman fue pionero en dar forma a este principio con relación al copyright: fue el primero al que se le ocurrió "circunvalar" el copyright utilizando las propias leyes del copyright. Y esa idea la aplicó a los programas de ordenador, creando la licencia GPL y con ella los conceptos de software libre y "copyleft". Posteriormente, lo que inicialmente fue pensado para el software, se extendió a todo tipo de piezas de información que no fueran necesariamente programas de ordenador: textos, música, imágenes, ... dando con ello nacimiento a un concepto más global que se pasó a denominar cultura libre.

Y la cultura libre es nuestra auténtica arma para ganar las guerras del copyright. Porque allí donde la cultura libre prospere, estrangulará con su exhuberancia la avaricia de los zelotes del copyright. Y todo, desde la más estricta legalidad.

No quiero insistir en los conceptos de la economía de la abundancia y la economía de la atención[2]. Me limitaré a señalar algunas obviedades:

  • Mientras se "consume" cultura libre (si es que la cultura debería ser "consumida", pero eso es otro debate), no se "consume" cultura privativa.
  • La cultura de libre distribución, por su carácter, se expande con más facílidad que la que no lo es.
  • Si no se "consume" cultura privativa, no hay ganancias. Si no hay ganancias, los actores interesados económicamente en la pervivencia de la cultura privativa, dejan de estarlo (ya no es un negocio).

Así que, resumiendo, para defender nuestros derechos y libertades básicas de la amenaza de un control totalitario con la excusa de la salvaguarda de los derechos de copyright, lo que hay que hacer es reventar el interés económico en el copyright, a base de ahogarlo creando y extendiendo obras culturales libres, o al menos de libre distribución.

Es importante entender que no basta con el mero concepto de cultura libre para acabar con la amenaza. Es imprescindible que esa cultura libre exista, y en abundancia; sea real. De la misma manera que el software libre ha obtenido importantes victorias en el campo de las libertades, pero no por el mero hecho de que exista la licencia GPL. No estoy haciendo de menos la obra de Stallman, que además, aparte de la GPL, se ha dejado la salud programando software libre para todos nosotros. Pero es importante entender que el software libre es lo que es, porque muchos programadores lo han comprendido y abrazado sus principios, y han desarrollado infinidad de programas de todo tipo bajo su filosofía, lo que nos permite tener ahora mismo alternativas con las que defendernos de las imposiciones arbitrarias y/o aberrantes con que los agentes del software privativo nos pudieran intentar amenazar (por eso se han pasado al etéreo campo de las patentes, o a la amenaza del cierre de datos de la nube). Así como el software libre nos sirve de trinchera en el campo del software, la cultura libre también debe servirnos de escudo. Alcanzando la misma masa crítica en el resto de las áreas culturales estamos además protegiéndonos de la amenaza de los zelotes del copyright, aparte de contribuir con una cultura universal de verdad, accesible a todos, sana —no adulterada por intereses ajenos—, tal y como debería haber sido siempre.

La buena noticia es que, para lograr este objetivo, no necesitamos cambiar nada de lo que ya estamos haciendo. Porque ya estamos generando todo tipo de obras y material cultural en grandes cantidades y de libre distribución, sin darnos cuenta. Todos los días. Y el asunto es tan preocupante para los zelotes del copyright que, dándose cuenta de su debilidad, arremeten con lo que pueden para tratar de desviar nuestra atención del que debería ser nuestro objetivo: hacer más y más.

Ésta no es una tarea para gigantes o superhéroes. Habrá quien aporte más, un plus especial, porque son buenos en lo suyo. Pero una red es robusta cuando el hecho de que fallen nodos ni se nota, dado que hay muchos otros para reemplazarlos. Y ese es un trabajo de "hormiguitas", no de gigantes, en el que cualquiera puede participar, y participa. Tal vez te parezca que escribir una entrada en tu blog muy de vez en cuando, o hacer y compartir una foto, o un video, o cualquier otra cosa, no vale para nada. Y vale, tal vez su valor sea en muchos casos infinitesimal. Pero la suma de todas esas aportaciones no es infinitesimal. Una entrada en un blog puede no marcar la diferencia, pero las cientos de miles de entradas de blogs que se escriben sobre mil y un temas, todos los días, sí que la marcan. Y lo mismo podría decirse de otras muchas áreas. Y para conseguir ese efecto red en realidad no se necesita ninguna "organización", ni "plan de batalla", ni grandes manifiestos o alharacas. Sólo seguir haciendo lo que ya hacemos todos los días, si cabe con un poquito más de intensidad y convicción.

Yo desde luego lo voy a intentar. ¿Te apuntas? Si es así, bienvenido, amigo, al ejército de hormigas de la cultura libre.

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[1] como "Cultura Libre" de Lawrence Lessig (disponible en español aquí) o "Moral panics and the Copyright Wars" de William Patry.

[2] algunos ejemplos ya han sido tratados aquí en artículos como "¿Está la edición (como industria) obsoleta?" o "Funciona porque es gratis"

sábado, noviembre 28, 2009

Todo tiene su fin (incluso Wikipedia)

Mi respuesta a la pregunta de J.J. Merelo "¿Has dejado de editar la Wikipedia?"

Mi última edición es de hace 3 meses (exceptuando la que he hecho hoy, al entrar a comprobarlo). Que tiene narices que vandalicen hasta las páginas de usuario y las de comentarios. En fin.

De todas formas, hace años que no participo en Wikipedia de una forma no esporádica. Principalmente, por las mismas razones que no leo las news, no entro en el IRC, no escribo en el blog, en Libertonia o no sigo Barrapunto. Y hacía años que no entraba en la portada de blogalia si no es por una referencia reciente de JJ. Y esas razones son: a) falta de tiempo b) seguir a la manada. Y la manada no está ahora en Wikipedia, lo mismo que no está en Libertonia, o en las news, o incluso la propia Blogalia. Es ley de vida. Primero, expectación, gran crecimiento, luego consolidación, la planicie de la madurez, y finalmente progresiva caída y desaparición. Lo que está pasando ahora mismo en las Wikipedias es la 2ª etapa, pero también les llegará la tercera, no lo dudéis (¿cuando? Cuando haya nuevos y mejores medios de almacenar y clasificar la información/el conocimiento).
A lo que quiero añadir: no estamos en la Wikipedia de 2001. Años ha, con los conocimientos generales de bachillerato se podía escribir un artículo más o menos decente y que no hiciera el ridículo. Hoy en día, salvo que seas un especialista en la materia, lo más probable es que no puedas aportar nada. Una experiencia propia: escribí el artículo sobre la primera guerra púnica con la base de 3 o 4 libros de divulgación histórica de los más accesibles (originalmente ni siquiera para Wikipedia, sino para el fork de Enciclopedia Libre). Y estaba muy satisfecho de él. En el que hay ahora, no logro prácticamente reconocer una frase como mía (aunque la estructura básica sigue ahí), lo que no quita que sea como del orden de 50 veces mejor al mío. ¿Qué voy a aportar yo que no sea alguna correción ortográfica perdida y nimia? Pues obviamente, nada.

Con esto, lo que quiero decir es que los tiempos de las grandes aportaciones a Wikipedia pasaron (si querías dejar tu huella, debiste hacerlo entonces*). Los tiempos de rellenar grandes lagunas. No es que esté todo escrito, ni que no se pueda mejorar, es que quienes tienen los conocimientos necesarios para proseguir ampliando son cada vez menos, a medida que el conocimiento más general ya está incluido y va quedando el más especializado (¿Peak Knownledge?). Y además, ya hace mucho que se añadieron a todos los Pokemon, y hasta el último personaje secundario de las novelas no canónicas de Star Wars. Me estoy refiriendo naturalmente a la Wikipedia en inglés y sus 3 millones de artículos, pero es que llegar al "peak" es sólo una cuestión de tiempo, y contando la "fuerza laboral" que existe en lengua inglesa, ese tiempo es muy corto, a pesar de ser con diferencia los más inclusionistas de todas las grandes Wikipedias.

Por supuesto, seguirán ocurriendo cosas (aunque una enciclopedia no debería convertirse en una sección de noticias —para eso está Wikinews—), habrá que seguir añadiendo nuevos capítulos de series y películas, pero no con el mismo brío que antaño, por lo que no harán falta tantas manos.

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* Aquí debería ir un enlace a un comentario de hace mucho tiempo, que no consigo encontrar.

miércoles, noviembre 25, 2009

¿Y dónde quedan las librerías en todo esto?

(Nota: esta entrada fue originalmente un comentario en Google Wave, que he extendido)

Dificil papel, por no decir papelón, el de las librerías físicas. Estaba leyendo el artículo de Tökland 'Como el vino… Librerías independientes con D.O.' y la verdad, no veo en que puede servir el modelo francés de "subvención encubierta". Vale que las librerías físicas pueden ser incluso un reclamo turístico, y por lo tanto interesa que sobrevivan algunas, pero a) no creo que sean muchas b) serán bastantes menos de la que existen ahora mismo c) en lugares con suficiente población, o "emblemáticos" (en el caso francés, por ejemplo en París, en determinadas zonas).

Este modelo de subsistencia asistida es un modelo que puede servir para aplacar momentáneamente las iras del sector, pero no es un modelo de futuro. Las librerías vivirían de la subvención hasta que el librero decida jubilarse, pero será difícil que se creen nuevas librerías, cuando los requisitos están pensados para mantener las pequeñas librerías, digamos "con pedigrí" (una nueva librería difícilmente va a tener ese "pedigrí"). Como mucho, esas pocas librerías emblemáticas pasarían de padres a hijos, como si de una concesión estatal, del tipo de los antiguos estancos, se tratase.

Otra cuestión es si tiene algún sentido ver las librerías como algo físico (el "átomo contra el bit", que diría fernand0). Siguiendo uno de los enlaces del artículo anterior '23.000 habitantes, 15 peluquerías y una librería' yo me pregunto... ¿por qué cerrarse sólo a 23.000 potenciales clientes? Una librería no tiene porqué restringirse a vender sólo a los que pueden llegar a su umbral, ni siquiera aunque hablemos de libros físicos, pero aún con más razón si hablamos de libros electrónicos. En fin, a mi me parece una manera de autolimitarse (pero oye, allá cada uno con su negocio).

Yo sí conozco el caso de una librería que ha abierto estos últimos años: la tienda de Cyberdark. No conozco los datos reales, pero parece irle bien (desde luego mejor que a la mayoría de las librerías que están cerrando). ¿Su secreto? Primero, que está especializado en un segmento muy concreto. Segmento además del cual existen pocas librerías físicas especializadas al ser pequeño (difícil acceso geográfico). Segundo, prestigio en el sector (su dueño fue el administrador de uno de las comunidades virtuales más importantes de dicho género en ese mismo dominio). Los usuarios saben que Cyberdark (su alias) está al tanto de las novedades, y las tiene siempre disponibles (catálogo exhaustivo). Tercero, buenos precios (5% de descuento, que es el máximo permitido y ofertas en los gastos de envío para envíos grandes). Todo ésto la convierte en una librería de referencia del fantástico en España, y el hecho de tener un mercado más amplio que el meramente local, lo que permite que el modelo funcione.

Otro modelo de librería que es interesante echar un vistazo es el del servicio de impresión bajo demanda por Internet Bubok. Y es interesante porque, al ser utilizado ampliamente para la autopublicación, tiene dos factores interesantes: exclusividad (en el sentido de que muchos libros autopublicados sólo se pueden encontrar ahí) y posibilidad de precios reducidos. Bueno, los precios los ponen al alimón autores y el servicio, pero al ser ediciones exclusivas, no están atados a la ley del precio fijo y por lo tanto es una vía de escape de la misma, con lo que pueden competir con ventajas con las librerías físicas, si se lo proponen.

Naturalmente, estos modelos no son implantables para el número de librerías que ahora mismo existen. Aun dividiendo el sector en géneros, y teniendo varios servicios de impresión bajo demanda, no hay mucho espacio que colonizar. Eso sí, ese espacio será para los que primero lleguen y se asienten más firmemente. El resto, serán barridos por Amazon y la otra/otras dos grandes que queden.

sábado, noviembre 21, 2009

La persecución del ebook: equivocándose de enemigo

Hace un tiempo escribía en un comentario:

El ebook no es el enemigo de autores y editores, sino su última tabla de salvación. Y más vale que se agarren a ella, o terminarán trabajando de guionistas de series, películas, documentales o videojuegos. Los que puedan, claro.

El libro electrónico, por muy electrónico que sea, sigue siendo un libro, y sigue necesitando ser escrito y editado. Puede que cambie el formato físico, pero no cambia la forma ni en que se crea (intelectualmente) ni en que se disfruta.
Y esta es la versión extendida:

"El ebook no es el enemigo de autores y editores, sino su última tabla de salvación." La afirmación puede sonar melodramática, pero permitidme que me explique. Hasta el momento, los autores y editores están viendo al ebook como el sustituto del pbook (el libro de papel), y por lo tanto su competidor. Lo que no están teniendo en cuenta es que, lo que hoy en día compite con la lectura no es la lectura en otro formato, sino otras formas y medios de información, ocio y entretenimiento distintos a la lectura.

Los autores y editores deben imaginar a sus lectores, con la tópica imagen de un señor o señora sentados en un sillón de orejas, en medio de un despacho con las paredes con estanterías abarrotadas de libros hasta el techo. La realidad es que la mayoría de los lectores leen como pueden y donde pueden: aprovechando los tiempos de espera, en el metro abarrotado, o en el autobús. Mientras almuerzan. En la cama, justo antes de dormir. Exprimiendo el tiempo del escaso que la vida cotidiana les deja, en definitiva.

Y la cuestión fundamental es que, en esos tiempos muertos, donde antes no había muchas más alternativas de hacer nada más, ahora tenemos dispositivos que nos traen casi cualquier cosa a la mano. Con cualquier smartphone de última generación (y la verdad que la parte de phone o teléfono es ya casi la más aneddótica) podemos no sólo estar escuchando música, radio o podcasts, viendo videos, jugando a videojuegos, e incluso leyendo libros, sino que además la conectividad a Internet nos permite estar leyendo cualquier página web, consultando la wikipedia, subiendo fotos que acabamos de tomar o viendo las fotos de otras personas, comentando noticias con un montón de gente a través de Twitter, y cientos de cosas más, ya descubiertas o aún por descubrir. Incluso podemos aprovechar para llamar por teléfono a alguien...

Frente a ese enorme espectro de posibilidades, el pbook palidece. No es que el libro pierda su encanto, es que sólo puede ofrecer una fracción de la experiencia que pone a nuestra disposición las modernas tecnologías. Sin embargo, alguno objetará: "no es incompatible llevar un smartphone y un pbook". Esa afirmación no es muy cierta, primero porque compiten por algo que sí que está limitado: el tiempo de atención del usuario. Todo el tiempo que el usuario esté usando su dispositivo de mano para hacer lo que sea, no lo está usando para leer el libro, con lo que cada vez es más un objeto accesorio (y sustituible por una aplicación lectora de ebooks en el propio dispositivo, debido a que la lectura se convierte en una actividad cada vez más breve en el tiempo, más "casual"). Y segundo porque, como los propios fabricantes de éstos dispositivos están empezando a descubrir, a la gente no le gusta llevar varias cosas, si pueden llevar una única que pueda hacerlo todo, aunque sea "peor" en todos los campos frente a un dispositivo especializado. Recientemente una noticia decía: "Los fabricantes de consolas, preocupados por la creciente competencia de los dispositivos Apple en el mercado de juegos". Y es normal que se preocupen, porque a nadie le apetece llevar encima un teléfono, una PDA, un lector de ebooks (o un pbook), una cámara de fotos, un reproductor de MP3 (y otro de MP4), un GPS y una consola portátil de videojuegos (casi hay que llevar un maletín), pudiendo llevar un pequeño aparato que les permite todo eso y más.

Estamos en una carrera hacia "el único dispositivo que se lleva encima", y los smartphones llevan ventaja.
O dicho de otra manera: ¿puede competir un texto lineal estático frente a la multitud de formatos y medios audiovisuales, interactivos, etc? Yo creo que claramente no puede. Por eso, mi afirmación de que el ebook no es el enemigo de los autores y editores de libros, sino precisamente su tabla de salvación. Porque es lo que más se acerca a lo que ellos estan acostumbrados a crear (y tratar de vender): libros.

Los libros se escriben de cierta forma, y también se editan de cierta forma. La producción de una película, de una serie, o de un videojuego es completamente diferente, y los editores de libros difícilmente pueden usar sus conocimientos en dichas tareas. La reconversión en ese caso es bastante difícil (más bien habría que hablar de tabula rasa). El caso de los escritores sí puede considerarse una reconversión, pues si bien lo que se busca en ellos es la creatividad a la hora de contar historias (algo innato a su actividad), también es cierto que las técnicas que se emplean para plasmar y dar vida a esas historias divergen según el medio empleado, y no es lo mismo escribir una novela, que guionizar una película o una serie o un videojuego. En el camino de dicha reconversión iban a quedar no pocos autores, aunque siempre habrá
quien lo consiga, lo que no quita que probablemente sean una exigua minoría.

En el resto de los casos, yo si fuera un escritor con aspiraciones, me pensaría muy mucho de demonizar el último resquicio por el que la palabra escrita puede llegar al ciudadano. La última ventana abierta. La última, como decía al principio pomposamente, tabla de salvación.

sábado, agosto 01, 2009

Fin de temporada: El mundo eficiente

Esta temporada de blogueo ha sido bastante más prolífica de lo que era de esperar si nos basásemos en la actividad de periodos pasados. Tal vez espoleado por mi reciente incursión en Twitter (artículo 'Yo y el Twitter'), o porque la crisis en que nos hallamos metidos trae muchos temas interesantes a la palestra (recordad la maldición "ojalá vivas tiempos interesantes"), entre ellos algunos recurrentes en este blog, el caso es que he escrito bastante más de lo habitual, y se me ha ocurrido hacer una especie de resumen de "fin de temporada" donde dar formar a lo que han sido estos últimos meses de blogueo y tuiteo.

El hilo conductor de éste resumen va a ser una de estas ideas locas que se te ocurren un día y luego quedan abandonadas en un cajón (en este caso en un fichero): un texto que tuviera una longitud mayor a la acostumbrada (practicamente un ensayo), cuya base serían artículos del blog, en el que se tratara de escudriñar en el nuevo mundo que nos puede aguardar más allá de la crisis (efectivamente, un ejercicio de pura futurología). Incluso tenía el título escogido: "El mundo eficiente (visiones del futuro que nos aguarda)".

No voy a negar que ésta visión está fuertemente influenciada por las ideas de —entre otros— el economísta Santiago Niño Becerra. Aunque en la reseña que hice de su libro ('Reseña: 'El crash de 2010' de Santiago Niño Becerra') fuí bastante crítico con el mismo, no dejo de estar de acuerdo con sus deprimentes predicciones económicas (las mías pueden leerse en 'Inflación o deflación'). Y me parece tremendamente lúcido su pronóstico de que vamos obligatoriamente hacia un mundo donde lo que primará será la eficiencia, que él resume en su coletilla : "lo necesario será lo importante". Por eso la eficiencia, como factor que prima en un mundo en decrecimiento, subyace como telón de fondo de bastantes de mis blogueos, independientemente del tema específico que trataran.

El hilo conductor de éste resumen será el pequeño e improvisado esbozo que hice (junto a una pequeña linea definitoria) de lo que iban a ser las partes de "El mundo eficiente":

La energía eficiente

«De donde no hay, no se puede sacar.»
Trataría sobre temas como el Peak Oil, la inviabilidad de la energía nuclear y cómo ya se nos está preparando para un mundo donde la eficiencia energética va a ser clave. Dentro de este apartado se clasificarían artículos como 'Los smart grids mataron a la estrella nuclear'. En realidad, no he escrito mucho sobre los aspectos energéticos de esta crisis (habría que remontarse a la temporada anterior para encontrar algunos) aunque sí que tengo innumerables comentarios por ahí esparcidos a los que no he dado forma de artículo de blog. Realmente éste es la piedra maestra de toda la teoría del decrecimiento y de la necesidad de eficiencia, por lo que merecería más espacio, si no fuera porque ya se trata en muchos otros sitios y con mayor conocimiento de causa, así que poco novedoso puedo aportar.

La información eficiente
«Cuando los intermediarios son potencialmente infinitos, y el valor añadido que aportan tiende a ser marginal.»
Dentro de éste apartado entraríamos a hablar tanto de la crísis editorial como la crisis de los medios de comunicación y en general de la crisis de la industria de generación de contenidos. Respecto a la primera, es una vieja conocida nuestra, y artículos como 'A vueltas con los e-libros y la crisis editorial (II)' no son más que recopilaciones de discusiones acerca de la validez de los nuevos medios como el ebook, ideas que también se recogen en 'Carta de un carretero a Henry Ford' (una sátira frente al fetichismo tacto-olfativo de los libros de papel), 'El futuro de los libros' (que reflexiona sobre otro tipo de libros que no son literatura de ficción) o 'El futuro del libro digital (I)'. En éste último lanzo la propuesta de hacer un libro de artículos de opinión sobre éste tema en concreto (artículo que lamentablemente tendré que postponerlo para una siguiente temporada).

Respecto al segundo de los temas, la crisis de los medios de comunicación y el "nuevo periodismo", no voy a decir que sea un tema realmente novedoso (debería repasar mucho archivo para confirmarlo), pero sí que lo es en el sentido de que ya nadie duda que los medios de comunicación se están, literalmente, muriendo, con la prensa de papel a la cabeza. Los artículos 'La crisis (intelectual) del periodismo' y especialmente 'El día que la prensa se declaró derrotada' hacen hincapié en el fracaso de un modelo de información en su día eficiente, pero que ya no lo es.

Finalmente, hay tres artículos que tratan el tema desde un punto de vista general de "eso" que ahora llaman cultura y antes conocíamos como industrial del ocio y el entretenimiento: 'La creación cultural como impuesto' (un ejercicio de catársis mediante la provocación, para contemplar de otra forma la cultura, así como quienes, de qué forma y por qué la crean), 'Funciona, porque es gratis' (reflexiones al hilo del libro 'Free' de Chris Anderson sobre modelos que funcionan no a pesar de sino gracias a la gratuidad) y 'El fiasco del DRM' (donde disecciono el fracaso de lo que es un modelo para el que no hay solución tecnológica cuando se trata de un problema social).

El mundo de la cultura libre (que no es lo mismo que la cultura gratis) es un tema que siempre ha tenido relevancia en este blog, pero como véis estamos inmersos en un proceso más allá de la cultura libre. Nos enfrentamos a la muerte de los monopolios de los canales de información tradicionales, sustituidos por una información omnipresente y tremendamente eficiente —Internet— y por ello barata. Tan barata que roza la gratuidad. Y es algo que en está de rabiosa actualidad, porque está haciendo tambalear verdaderos imperios económicos asentados del establishment.

La política eficiente
«La "democracia directa" indirecta, o cómo la "opinión pública" minoritaria pero activa afecta más a la política real de lo que pensamos.»
No hablo habitualmente de política. Primero, porque es un tema que levanta pasiones encendidas que hacen perder todo atisbo de objetividad y racionalidad en ciertas personas. Segundo, porque realmente a poca gente le interesa la política. Lo que más abunda —hasta la naúsea— es hablar de políticos y de partidos políticos, no de política. He hablado tres veces de política en esta temporada, y una cuarta, a medio caballo entre la política y la economía. La primera, para denunciar el torpedo en toda la línea de flotación de Internet del paquete Telecoms votado en el parlamento europeo. La carta de protesta que envié a los europarlamentarios como parte de la campaña de presión está, para vergüenza y escarnio público, en 'Carta personal al Parlamento Europeo'. La segunda vez en el artículo 'Futuros imaginados, presentes extrapolados' donde repaso algunos futuros imaginados por autores de ciencia-ficción y si podríamos estar dirigiéndonos hacia algo similar a alguno de ellos, incluyendo reflexiones sobre la tecnocracia. Y la tercera ocasión, 'Democracia directa y Gobierno 2.0' trato más directa y profusamente el tema, abordando asuntos como la viabilidad de la democracia directa, la política 2.0 y el gobierno 2.0. Un mundo eficiente necesita ser regido por un gobierno eficiente, algo muy alejado de la parodia de "política" que nos gobierna hoy en día, por lo que deberá obligatoriamente transformarse, aunque ahora mismo esto nos pueda sonar a utopía. En realidad, las primeras piedras del camino ya están colocándose. Y finalmente, el artículo 'Por qué no se rebelan los mileuristas' trata tanto aspectos económicos como aspectos políticos de la crisis (y es que a veces se nos olvida que vivimos en la cara buena del mundo).

El ocio eficiente
«El ocio no es un producto de primera necesidad, así que sólo sobrevivirá aquel que sea asumible, es decir, realmente barato.»
No he tratado mucho éste tema, salvo extensamente lo referido a los libros y los ebooks. En el artículo 'Crea tu propia economía' recojo la opinión de otro bloguero para hacerla mía: cómo Internet es una fuente de ocio y entretemiento prácticamente infinita, muy barata (por las economías de escala asociadas) y por lo tanto muy eficiente. El artículo habla de la web, de las redes sociales específicamente, pero se olvida de otro gran foco de ocio potencialmente barato: los videojuegos. Estas formas tan baratas de ocio están suponiendo un auténtico desafío para la industria del entretenimiento tradicional, comparativamente más caras en coste/tiempo de disfrute, y por lo tanto más ineficientes (y a estas alturas ya nos podemos imaginar que le va a pasar a las industrias ineficientes en un mundo donde prime la eficiencia).

Un ejemplo sobre el que no he escrito, y hubiera estado bien escribir, son los juegos multijugador masivos. En éstos la narrativa se traslada al espectador que se convierte en actor, quedando el trabajo del proveedor reducido a poner el marco (la ambientación). Las propias dinámicas que se crean entre los jugadores, de enfrentamientos, alianzas y traiciones, crean una interacción mucho más adictiva de lo que suelen crear los guiones preestablecidos. Los mundos abiertos de todo tipo, desde los más sencillos hasta los más complejos, sirven como escenario a ficciones interactivas basadas en dinámicas de grupo reales, y los ARGs y la realidad aumentada promete llevar este tipo de ficción virtual también a escenarios del mundo físico.

El mundo eficiente

El mundo eficiente no es el peor de los escenarios posibles, como a algunos les gusta pintarlo. No es una especie de mundo postapocaliptico. Tantos años llevan intelectuales, filósofos, escritores y pensadores criticando el consumismo y el materialismo de nuestra sociedad que realmente sorprende la histeria colectiva por verlo desaparecer. El miedo al cambio es inevitable, porque las transformaciones dejan siempre "bajas colaterales" en forma de gente que lo pasa realmente mal (algunos muy mal). Pero también en ese mundo del lujo y el despilfarro 5/6 partes de la población lo pasaba mal o francamente mal, y no por ello la rueda se paraba. Ahora la rueda gira en otra dirección, y nos toca movernos con ella, lo mismo que hicieron nuestros antepasados, y lo mismo que harán nuestros descendientes.

La sociedad que saldrá de esta transformación (si es que estos vaticinios se cumplen, que no tienen porqué) tendrá ventajas sobre el modelo actual, y también tendrá sus inconvenientes. Algunos hablarán de los "buenos viejos tiempos" y otros en cambio los recordarán con horror. ¡Ni siquiera tenemos todavía claro hacia donde nos dirigimos! Sólo débiles esbozos que apuntan una dirección incierta. Hasta que no lleguemos realmente allí, cosa que llevará su tiempo, no podremos valorar lo que realmente hemos ganado o hemos perdido. Mientras tanto, todos estos ejercicios de futurología son sólo eso, ejercicios con los que algunos nos gusta entrenar —y entretener— nuestro intelecto. Así que tómese cualquier cosa que aquí haya dicho con una pizca de sal.



Fin de temporada

Llega agosto, y es hora de descansar también del blog. En septiembre, o cuando corresponda o me apetezca, si es que hay algo que merezca la pena ser escrito, retornaré para dar buena cuenta de ello. Mientras tanto, disfruten de las vacaciones y descansen, si es que lo necesitan tanto como yo. ;-)

viernes, julio 31, 2009

Inflación o deflación

¿Que pasaría si todo, absolutamente todo lo que esté nominado en euros, por ejemplo, se multiplicara por 10 su valor? Y cuando digo todo, me refiero no sólo a los precios, sino también a los ingresos, ahorros, incluso el valor de los billetes y monedas de curso legal? Desde el punto de vista eminentemente matemático, tendríamos de repente una inflación del 1000%. Sin embargo, la intuición nos dice que en la práctica económica no sucedería ningún cataclismo. De hecho no sucedería absolutamente nada, excepto que utilizamos una moneda con un cero más. Los mileuristas serían diezmileuristas, pero las cañas costarían 12, 13, 15 euros. Y las viviendas millones de euros. Como dice el refranero: "lo comido por lo servido".

Realmente no es que exista una inflación, sólo hay un cambio de unidad de medida. Si hiciéramos el mismo razonamiento pero dividiendo por 10 en vez de multiplicando, tampoco sería real la deflación del 90% matemáticamente obtenida. Eso sí, ya no nos valdría usar 2 decimales (céntimos), sino que nos haría falta un tercer decimal. Históricamente, los países han ido cambiando sus monedas a medida que la inflación hacía que las cifras a manejar fueran absurdamente grandes, para ajustarlas a una banda "psicológicamente" más adecuada. Un caso aberrante es el que sucede actualmente en Zimbabue, pero incluso las monedas europeas, al cambiar al euro, han aprovechado para normalizar su valor.

Con todo esto lo que quiero decir es que la inflación o la deflación en el mundo real no es un tanto un problema de valores absolutos de precios como de cambio entre las relaciones entre los precios y los ingresos*. Pongamos otro ejemplo. Supongamos que en dos países hipotéticos: la República Independiente de Barbate, tienen como moneda el chiquitistaní, y el Reino Unido de Arnor y Gondor, cuya moneda es el elendilí. El sueldo medio de la RIB y del RUAG son 100 chiquitistanís y 100 elendilís respectivamente, y el menú básico de una persona al día es también análogo: de 1 chiquitistaní y 1 elendilí respetivamente. De repente en la RIB hay una inflación galopante que pone los precios del menú básico en 1,50 chiquitistanís (+50%), mientras que el sueldo medio pasa a ser de 125 chiquitistanís (+25%). A la vez, en la RUAG, la deflación campa a sus anchas, y los sueldos han descendido a unos míseros 75 elendilís (-25%), pero el menú básico a base de frutas del bosque y conejo asado con hierbas, cuesta ahora 0,60 (-40%) elendilís. Lo que realmente se ha producido es un reescalado entre los precios y los ingresos: en ambos casos eran 100:1 en el caso de partida, pero tras la inflación en la RIB la relación pasa a ser de 125:1,5 o lo que es lo mismo: 83,3:1, lo que quiere decir que donde antes podía comprarse 100 comidas con el sueldo de 1 mes, ahora sólo se pueden comprar 83,3. En el caso de RUAG, esta relación ha pasado a ser 75:0,60 o lo que es lo mismo: 125:1. En la RUAG, ahora se compran 125 comidas con el sueldo de un mes, así que, a pesar de la deflación aparente, la situación ha mejorado.

Podría haber utilizado un ejemplo en el que la inflación fuera más favorable que la deflación, todo es cuestión de poner las cifras a nuestro gusto para que la relación entre lo que se incrementan los precios y lo que se incrementan los salarios sea favorable al ejemplo que queremos mostrar. Al punto al que quiero llegar es que la inflación o deflación entendida como variación de precios no son ni buenas ni malas en sí, sino que lo son en relación al aumento o la pérdida de poder adquisitivo en el mismo periodo de tiempo. Una deflación no tiene por qué ser mala, si nuestros ingresos se mantienen más o menos y los precios en cambio caen bastante más. A su vez, una inflación donde los precios crecen poco, pero que los sueldos crecen aun menos, es peor porque estamos perdiendo poder adquisitivo a medida que la relación entre precios e ingresos aumenta.

En esta crisis, una de las grandes preguntas que se están debatiendo continuamente es: ¿inflación o deflación? ¿que va a ocurrir? ¿entraremos en una espiral deflacionaria de funestas consecuencias, o se producirá una alta inflación a base de darle a "la máquina de hacer billetes"? Bien pues mi respuesta no solicitada a esta pregunta es que, primero, inevitablemente se va a producir una pérdida de poder adquisitivo, sea por el lado inflacionario o por el deflacionario. Nuestra capacidad para adquirir los productos de "mayor necesidad" se verá erosionada, y por mayor necesidad entiendo los productos básicos (alimentación, vestido, calzado, ...) y sobre todo la energía. Es decir, ganaremos lo mismo para comprar comida y combustible más caro, o ganaremos menos para comprar comida y combustible al mismo precio. O, lo que es más probable, una mezcla de ambas: ganaremos menos para comprar comida y combustible más caros. En la última forma los precios no parece que crezcan tanto, y tampoco hay una deflación nominal (al menos no muy fuerte), "escondiendo" así la relación de pérdida de poder adquisitivo habida (escondiendo hasta cierto punto, porque nadie es tonto).

Y segundo punto: la deflación, al menos por un periodo, es inevitable, a pesar de las "inyecciones de dinero" que se puedan estar haciendo (la famosa metáfora de la "máquina de hacer billetes"). La razón es que la inflación o deflación, a pesar de todas las teorías monetaristas que queráis presentarme, con lo que sí está relacionado más que con la M3 es con el paro.

Se dice que cuando hay inflación, los sueldos suben. La realidad es que cuando se está en una etapa expansiva donde se demanda trabajo y no hay suficiente gente para cubrirlo, la pugna por acaparar el factor trabajo empuja a los sueldos al alza inevitablemente. Pero los sueldos al alza es una respuesta directa a la mayor demanda de empleo, no al aumento del precio de las cosas. Por eso es totalmente lógico que en el caso inverso de gran oferta de empleo y reducción de la demanda (es decir, con una gran tasa de paro), los sueldos, por la propia competencia entre candidatos a ser empleados, se vean forzados a la baja. Y con los sueldos (medios, no casos puntuales) a la baja, los precios (medios) se verán forzados a la baja o, si se mantienen, por la curva de oferta y demanda, se producirá un descenso del consumo de ese producto/servicio que llevará a más despidos, mayor paro, y una nueva vuelta a la espiral deflaccionaria. El resultado final de la espiral incidirá sobre todo productos/servicios superfluos (que desaparecerán o se convertirán en algo extravagante o de lujo) mientras que los productos/servicios de mayor necesidad, de los que es más difícil prescindir, bajarán de precio al ritmo de una mayor optimización, eficiencia, y aumento de la productividad (en este último caso significará habitualmente menos gente para hacer el mismo trabajo, con lo que también se generará más desempleo y nueva realimentación a la espiral deflacionaria, aunque es de suponer que en menor grado). Un tercer grupo, el de los precios que estuvieran artificialmente sobrevalorados, se hundirán irremediablemente.

¿No podría evitarse la deflación aumentando los ingresos aunque no aumenten los sueldos? Bueno, es lo que se ha estado haciendo hasta ahora para ocultar la pérdida de poder adquisitivo de los últimos años: recurrir al crédito para complementar los sueldos. Hasta que el abuso del mecanismo ha estallado. Otra forma puede ser efectivamente, inyectar dinero. El problema realmente es dónde inyectas ese dinero. Mediante qué mecanismo ese dinero llega al bolsillo del que necesita complementar su sueldo, sin que se quede atrapado en la espiral de deudas. El mecanismo Keynesiano es aumentar la demanda de trabajo mediante el gasto público que rompa la espiral. Pero es un mecanismo que el propio Keynes sabía falso, porque no era sostenible a largo plazo ("a largo plazo todos estaremos muertos") por las propias deudas generadas en inversiones no amortizadas. Hizo falta una devastadora guerra, la Segunda Guerra Mundial, para que la combinación de menor mano de obra y una acuciante necesidad de reconstruir infraestructuras e inversiones productivas encarrilaran de nuevo la economía. Hoy en día, cuando China necesita dar trabajo cada año a 25 millones de trabajadores nuevos, en un entorno globalizado donde todos los trabajadores del mundo compiten por que su país/región/ciudad se lleve el poco trabajo que haya, es difícil imaginar que pueda crearse una necesidad de fuerza laboral tal que lleve a 6.600 millones de personas a trabajar, y el "evento de extinción" análogo al 2GM tendría que ser de tal calibre que es mejor ni pensarlo. El futuro no pintaría nada halagüeño, en cualquiera de los dos casos.

Salvo descubrimientos (muchos) improbables, que cambien completamente el tablero de juego, a lo que nos encaminamos es a una lenta pero inevitable depresión con deflación (Escenario 1), salvo que caigamos muy rápidamente para luego recuperar y mantenerse luego en pendiente descendente (Escenario 2). El Escenario 1 es el más lógico, pero el Escenario 2 se adapta más a la psicología humana (fases de negación-ira-negociación-depresión-aceptación).
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* consideraré ingresos no sólamente los sueldos, sino cualquier otra fuente de la que obtener dinero

sábado, julio 25, 2009

Los smart grids mataron a la estrella nuclear

Una de las típicas falacias que se suelen utilizar en el debate energía nuclear-energía renovables es ésta:

La gente no enciende la lavadora cuando sopla el viento.
Pues resulta que ese es el futuro: que la gente ponga la lavadora cuando sopla el viento. O dicho en general, que la gente consuma energía cuando ésta se produce. ¿Cómo se consigue ésto? Mediante lo que se denomina un smart grid.

Podríamos traducir smart grid apropiadamente como "red de distribución inteligente". Por inteligencia se refiere a que en nuestro hogar tenemos un dispositivo (el habitual contador que pasa a ser un smart meter o "contador inteligente") que nos informa en cada momento de a qué precio está la energía que consumimos. No sólo visualmente, sino que informa a través de un protocolo informático. Y además, con los aparatos eléctricos y electrónicos adecuados, permite utilizarlos en los momentos en que éste consumo nos es más favorable, de forma inteligente, con lo que podemos ahorrarnos bastante dinero. Como relata un usuario de ésta tecnología al New York Times:
“I’m saving a ton of money,” said Mr. Kieken, a Web page developer — $900 in the last 14 months. He has discovered that at odd times at night, the utility will pay him to use electricity, a quirk previously obvious only to wholesale customers.
Os estaréis preguntando ¿cómo puede ser posible que en ciertos momentos ¡incluso te paguen por gastar electricidad! ¿No es absurdo? No, no lo es. Para entenderlo, basta con unas pequeñas nociones sobre cómo funciona el sistema eléctrico. Para empezar, podéis echar un vistazo a la curva de demanda eléctrica en Red Eléctrica Española un día cualquiera. Yo voy a fijarme en la del día de escribir este artículo, pero no debería variar mucho:


Como podéis observar, la demanda no es una constante. Hay momentos del día en los cuales consumimos mucha electricidad, y momentos en los que consumimos mucha menos. Y hablo tanto de consumidores particulares (residentes) como de empresas de todos los tamaños. Durante la noche cae mucho para, a las 8 de la mañana, volver a dispararse el consumo. Lo importante de este gráfico, lo que preocupa a los responsables de la generación de energía eléctrica son los picos de consumo y los valles de consumo. Los picos, porque la red debe ser capaces de transportar y suministrar tanta energía como la marcada en ellos. Los valles porque marcan el consumo mínimo, la energía que siempre es necesario disponer.

En las empresas, sobre todo en las grandes empresas, lleva ya tiempo funcionando un sistema de tarificación por demanda. En los momentos en que hay poca demanda, la energía se oferta más barata, y en los que hay mucha demanda, se oferta más cara. Esto provoca que los grandes consumidores de electricidad les interese consumir energía en periodos valle. ¿Habéis oido hablar del 5º equipo? Es un turno para que las fábricas trabajen 24 horas al día, 7 días a la semana. Es un turno bastante polémico, porque los festivos ("fines de semana") te pueden tocar en cualquier momento de la semana (por ejemplo trabajas 8 días en cada turno —mañana, tarde y noche— y libras otros 8 días. En los años 80 hubo bastantes movidas sindicales a cuenta del 5º equipo aquí en Vitoria (especialmente en Michelín), pero al final el modelo se impuso. Y se impuso porque para una empresa con un gasto energético como el de Michelín, el ahorro era enorme. También conozco casos en acería, donde las coladas de fundición se realizan por las noches y los fines de semana.

Bien todo este rollo viene a que éste modelo no es casual. Las empresas tienen ese incentivo para rebajar sus costes energéticos porque lo ideal para la red de distribución es que no haya muchas variaciones entre picos y valles. Cuanto menos sean estas variaciones, y más predecible es el sistema y más fácil de planificar, más barato y eficiente es. El modelo de tarificación en tiempo real lo que pretende es reducir esas diferencias mediante el incentivo económico. Y aunque se aplicó inicialmente a la industria por considerarse la gran consumidora de electricidad, como podéis deducir del gráfico, aun hay muchas diferencias entre el pico y valle diarios (y semanales/mensuales). Por eso el smart grid es una forma de trasladar el mismo principio al consumidor residencial: a nosotros. Segmento en el que con el tiempo ha ido creciendo el consumo de energía eléctrica de forma significativa.

Hay que decir que esto no es realmente una novedad. La tarifa nocturna de electricidad funcionaba hace unos años ya, y de hecho hubo gente que invirtió en calefacción eléctrica mediante acumuladores (almacenaban la energía por la noche, que era más barata, para gastarla por el día en calentar la casa). Gente que luego, con los cambios en el sistema de tarificación, los han dejado con el culo al aire, ya que sus inversiones en acumuladores no van a amortizarse. El problema con ese sistema era que, por mucho que fuera más barato, ello no llevaba a cambios de hábitos de los consumidores. Al menos no con un efecto que lo justificara. El efecto de estabilización conseguido era insignificante comparado con el aumento de la complejidad en la tarificación, y en los buenos años (estos últimos años) del despilfarro, simplemente se dió carpetazo al asunto: ya se pagaría mediante el déficil de tarifa (o como diría Luis XIV, "después de mí, el diluvio").

Pero con la crisis económica y energética, la eficiencia energética vuelve a estar en el candelero. Y las nuevas tecnologías han ofertado su alternativa, que son los smart grids. Para que veáis la proyección que tienen, ahora mismo se han metido en ese mercado, y están desarrollando tecnologías, empresas como Google o Cisco. Incluso Microsof tiene su propio producto/servicio de smart grid llamado Microsoft Hohm. Estos gigantes no están metidos ahí por casualidad, sino porque hay un jugoso mercado naciente.

También hay que decir una cosa: no a todos los consumidores les gusta ésta idea de los smart grids. Los principales reparos vienen por dos vías: quienes están preocupados por su privacidad ("por qué narices me tienen que decir a mí cuando he de poner la lavadora") y los que consideran que es una imposición "para reducir artificialmente nuestro nivel de vida". Con los reparos de los primeros puedo comulgar (aunque hay soluciones técnicas mediante estándares para que no tenga que salir de nuestra casa más información que la absolutamente imprescindible para la planificación del smart grid), pero a los segundos sólo los puedo compadecer si piensan que todo esto es un complot caprichoso, porque como dice el refrán, "más dura va a ser la caída".

"Vale", diréis, "pero ¿que tiene que ver esto con la energia nuclear?". Es verdad, falta de explicar esa parte. Volvamos al modelo eléctrico. Hemos visto como la demanda de la energía varía en el tiempo. Lo que no hemos dicho es que la oferta se tiene que ajustar perfectamente a esa demanda. Es decir, la red eléctrica no puede acumular energía.* Así que, hay que producir la energía que se consume lo más aproximadamente posible, porque el resto de energía, que no puede quedarse en ningún sitio, se va liberando como buenamente puede: en forma de calor. Y eso significa sobretensiones, que queman aparatos, transformadores, y en general provocan averías y problemas. Lo mismo que los consumos excepcionales, por encima de la capacidad de la red, provocan apagones y averías —es típico que pase eso en las olas de calor en verano cuando se dispara el consumo del aire acondicionado— si un día todos decidiéramos apagar el interruptor general de nuestras casas, negocios, empresas, etc, empezaríamos a ver arder transformadores mientras los trabajadores de REE sufrían un pánico total tratando de detener de emergencia todas las fuentes de energías posibles.

Hay fuentes de energía que son fácilmente "detenibles", y otras que no tanto. Por ejemplo, puedes hacer que una turbina de una central hidroeléctrica siga girando pero sin transmitir su movimiento al generador electromagnético si es que no puedes cerrar del todo el flujo del agua por la razón que sea. Pierdes la energía potencial, pero al menos puedes impedir introducir más electricidad en una red saturada. Lo mismo puedes hacer con un panel solar, o con un aerogenerador. Puedes parar una central térmica que funcione con carbón, aunque no es tan inmediata. Sí que es son más rápidas las que funcionan con gas (Ciclo Combinado), y además te ahorras el combustible. Y finalmente, las más costosas de parar son las centrales nucleares, porque siguen consumiendo combustible aunque las desconectes de la red:
  • Renovables: (solar, hidroeléctrica, eólica, …) se pierde la energía al desconectar pero el "combustible" es gratis.
  • Combustibles fósiles: (carbón, gas, petróleo) mientras están paradas, no consumen combustible.
  • Nuclear: el proceso no se pueden parar inmediatamente, el consumo de combustible continúa en caso de desconexión de emergencia. Las paradas deben planificarse a largo plazo y son costosas.
La estabilidad y fiabilidad de la energía nuclear, que normalmente se pone como una de sus ventajas, es en realidad uno de sus inconvenientes. Si la demanda fuera constante, no habría ningún problema de que casi toda la energía fuera de origen nuclear. Pero para evitar la peligrosa sobrecarga de la red, la energía nuclear no puede superar el valor de consumo en los valles, o, cuando se llegara a esos periódos, habría que literalmente tirar la energía por el desagüe. Por eso, en ciertos momentos, a nuestro asombrado entrevistado del NYT le pagaban por consumir electricidad: porque les era más rentable que esa energía se consumiera de alguna forma (que no fuera sobrecargando la red) que el coste de desconectar una central nuclear, que no es inmediato ni fácil, y sobre todo no es barato. De hecho, si preguntáis a un experto en la materia, os confirmará que en el orden de parada, lo primero son las centrales de gas (ahorro de combustible, rápida puesta en marcha), en medio están las renovables, y lo último último, y sólo en caso excepcional, las nucleares.

"¿Pero entonces, no es una contradicción lo que dices? ¿No era el smart grid un intento de hacer más constante el consumo y por lo tanto que evitar en la medida de lo posible nucleares?" Sí, pero hay un pequeño matiz que lo cambia todo. Los smart grids tienden a hacer eficiente el consumo, es decir, a aprovecharse de la energía barata ¡A aprovecharse de la electricidad producida de más! Un modelo muy estacional con muchas nucleares, a nosotros como consumidores nos vendría de perlas, ¡pero a las eléctricas las arruinaría! Producen una electricidad que nos la tienen que vender muy barata, regalar o incluso pagar por ella (de ahí la falsa percepción de que la energía nuclear es barata). El modelo funciona porque esas pérdidas las recuperan en los picos, pero a medida que los picos se suavizan, las pérdidas aumentan hasta que las eléctricas no les compensa tener tantos MW de generación de origen nuclear. Y proceden a apagar, incluso a desmantelar centrales.

En resumen, el hecho de que la energía nuclear sea tan inflexible, junto a un consumo cada vez más irregular propiciado por el uso masivo de smart grids (buscando la eficiencia energética) hace que las propias eléctricas tengan muy poco interés en las centrales nucleares (salvo que el gobierno se las regale, claro), y sí mucha en fuents de energía que se puedan conectar/desconectar con facilidad. De ahí la inversión en Ciclo Combinado (aparte de su precio) estos últimos años como complemento de las energías de origen renovable, cuyo "combustible" es digamos "gratis", y si hay sobreproducción, pueden permitirse "regalar" (o desconectar unos cuantos aerogeneradores para que el precio no caiga por debajo de 0). Si observáis el gráfico de estructura de generación en tiempo real:


veréis como la nuclear suele mantenerse bastante constante, las renovables van a su bola según las condiciones climatológicas, y las de ciclo combinado son las que rellenan el hueco, las flexibles que permiten cubrir la demanda en los picos, y ahorrar en los valles.

La estabilidad de las nucleares, a medida que el consumo general de energía eléctrica baje (fundamentalmente por la subida del precio de la energía en comparación con los ingresos) y sobre todo a medida que el consumo, mediante los smart grids, se vuelva más errático para tratar de aprovechar las condiciones óptimas de producción (picos de renovables) van a jugar en contra de su permanencia a medio y largo plazo en países con un parque de centrales nucleares ya implantado y excesivo. El futuro, por mucho que moleste, no es nuclear.

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* Bueno, en realidad sí acumula energía: la capacidad es la que cabe en un instante dado en todas las líneas y transformadores eléctricos, ya que por muy rápida que sea la electricidad, no es instantánea, y tiene cierto retardo. Pero a efectos prácticos, esa capacidad es bastante pequeña en comparación con la energía total transladada.

Democracia directa y Gobierno 2.0

Una de las utopías planteadas ante la universalización de las redes de comunicación es la de la democracia directa. Por democracia directa se entiende un poder legislativo (parlamento) formado por todos los ciudadanos mayores de edad, que votan por ellos mismos las diferentes propuestas legislativas que se fueran planteando, en vez de votar cada 'x' número de años a unos representantes (políticos) que fueran los encargados de realizar esta labor en su nombre (llamada democracia representativa).

Aunque fuera técnicamente posible, la democracia directa tiene un gran inconveniente, que podría resumirse en esa famosa cita de Homer Simpson: "Si elegimos a los políticos es para no tener que pensar todo el tiempo": el desinterés. Países con fuerte tradición en organizar referendums encuentran que la participación de los ciudadanos es decreciente, salvo en temas especialmente controvertidos. ¿Cómo hacer recaer el peso de tomar muchísimas decisiones, en ocasiones tremendamente complejas, en una mayoría de personas sin información suficiente, tiempo ni ganas para tomarlas? A lo que llevaría un sistema así sería a la demagogia barata, los eslóganes fáciles (pero imposibles de poner en práctica) y a la trivialización de los temas. Que es lo que vemos que ocurre en los nuevos medios de participación masiva mediante el voto (como digg/menéame/etc): un titular llamativo, una proclama, una frase fácil o una perogrullada son votadas masivamente, independientemente de que realmente sea exagerada, sacada de contexto o directamente mentira.

Por otro lado, tenemos el concepto de la web 2.0 aplicado a la política y al gobierno, denominados política 2.0 (que se define como "herramienta para sustentar la participación e interacción de los votantes y los políticos") y el gobierno 2.0 ("proporcionar un proceso más efectivo de los servicios del gobierno a los individuos y empresas mediante el uso de las redes sociales y demás ventajas proporcionadas por herramientas participativas de la web 2.0"). Podríamos hacer una buena distinción definiendo la política 2.0 como la aplicación de la web 2.0 a la democracia representativa (democracia indirecta) mientras que el gobierno 2.0 sería la aplicación de la web 2.0 a la democracia directa. En el primer caso, la política sigue encauzada a través de unos representantes profesionales (los políticos) que se encargan de la tarea de gobernar, pero ahora con un mayor acercamiento e influencia de los representados a los representantes. En el segundo caso, estos representantes profesionales no tienen un papel tan obvio, y no tienen ni siquiera por qué existir (!).

Pero una cosa es la teoría, y otra muy diferente es la práctica. Por mi experiencia en sitios sociales participativos de cierta influencia, me atrevería a decir que lo que está pasando es lo siguiente:

  1. La influencia es ejercida por pequeños grupos muy vocales. Esto se deriva tanto de la regla 90-9-1 de Jacob Nielsen (90% de los usuarios sólo escuchan, nunca participan; 9% de los usuarios paticipan un poco; y el 1% de los usuarios son los que llevan el peso de la participación) como del efecto "scratching a developer's itch"* por el cual sólo participan en los debates aquellos que están interesados en el tema en cuestión, mientras el resto de los usuarios o bien se dedican a mirar, o bien simplemente pasan del tema a otros de su interés. Esto lleva a que en la política 2.0, pequeños grupos tengan una fuerte influencia sobre los políticos, ya que sus opiniones son apercibidas como mayoritarias (cuando no tiene por qué ser así).
  2. Debido al punto 1, se establecen fuertes luchas entre grupos de intereses contrapuestos, que son los que pueden dedicar tiempo y recursos (y están fuertemente motivados) a defender su influencia en los temas que les tocan.
  3. La partitocracia entra también en este juego, ya que la influencia puede utilizarse como arma propagandística y electoral. Y no sólo se limitan a crear sus "fuerzas de choque", sino que "reclutan" otros grupos de intereses para su causa (a veces sin que éstos se den cuenta, o que simplemente les dé igual que se les utilice, mientras reciban más apoyos para su causa).
Parafraseando a Von Clausewitz, la política 2.0 se convierte en la continuación de la política por otros medios. Y en este caso estoy usando 'política' en un sentido peyorativo: como todas aquellas prácticas y actitudes que están convirtiendo a los políticos actuales en las figuras más denostadas de todas las existentes en una sociedad moderna. No me refiero sólo a la corrupción, el nepotismo, el enchufismo o la megalomanía, sino a poner los intereses electoralistas, partidistas y de adquisición de poder por encima de los intereses de los propios representados, fuente y origen de todos los males anteriores y algunos más.

En este sentido el gobierno 2.0 y el "open goverment" transcienden a la política 2.0. Lo que se pretende con el gobierno 2.0 es que los ciudadanos participen en la tarea de gobernar, es decir, en la toma de decisiones ejecutivas, no en las legislativas. Y para ello necesitan:
  • Información, datos, sobre los que tomar las decisiones. Y estos datos no pueden estar manipulados, por eso la base del gobierno 2.0 es la transparencia (es la única forma de luchar contra las campañas de desinformación que van a tratar de realizar siempre los lobbys y grupos con intereses en esas decisiones).
  • Herramientas que les permitan visualizar, tratar y ayudar a extraer decisiones eficientes de los datos crudos anteriores. Estas herramientas también deben ser abiertas y transparentes, además de modificables para que cualquiera que lo desee pueda extenderlas o ampliarlas a su gusto.
Todo esto que puede sonar a ciencia-ficción, en realidad se está empezando a hacer ya en Estados Unidos, con iniciativas como data.gov, un sitio que pretende servir de plataforma de todos los datos de las agencias gubernamentales sobre los que construir aplicaciones, o recovery.gov, que sirve como punto de control (transparencia) de dónde y cómo se están gastando los fondos del programa de recuperación económica iniciado por el gobierno Obama. Recientemente la FCC ha lanzado el sitio web broadband.gov para que los estadounidenses participen en el proceso de creación de un programa que lleve la banda ancha a todo el país. Y no son sólo es EE.UU., también Canadá ha anunciado que consultará a sus ciudadanos a través de un sitio web sobre la reforma de las leyes del Copyright, iniciativa a la que los ciudadanos ya se han sumado con sus propios proyectos participativos.

Las iniciativas de gobierno 2.0 tampoco están exentas de la regla 90-9-1 o el efecto "scratching one's itch", así que es muy probable que los ciudadanos que participen activamente sean minoría, y los que lo hagan sea en lo que entre dentro del área de sus intereses o de la que sea "experto". Que por otro lado, van a ser los que mejor van a poder usar la información disponible para llegar a los resultados más óptimos. En cierta manera, se estaría formando una especie de tecnocrácia o gobierno real de los técnicos (ya hablamos tangencialmente por aquí sobre si era posible un gobierno de tecnócratas) que son los que podrían debatir y presentar propuestas informadas y basadas en los datos, y no en soflamas fáciles y demagogia de salón. En ese sentido, el papel de los políticos como gobernantes profesionales que no saben de nada excepto de la guerra ideológica quedarían bastante en entredicho, ya que las decisiones estarían basadas en cuestiones pragmáticas más que ideológicas, y su rol obsoleto. No digo que no existieran políticos, sino que la política en un área sería una actividad más que llevarían las personas que se encuentran en ese área, y sólo cuando hubiera que coordinar intereses contrapuestos entre diversas áreas entrarían en funcionamiento corrientes de opinión más generales.

Claro que eso más que democracia, sería la República de Platón, el gobierno de la "aristocracia" (aristos = los mejores, los más cualificados). Claro que, tampoco se puede decir que lo que tengamos ahora sea realmente una democracia. Ni siquiera que la democracia sea el gobierno ideal. Como decía Winston Churchill, la democracia sólo es el menos malo de los formas de gobierno que conocemos.

Si te interesa profundizar en los conceptos de gobierno 2.0 y open goverment, una buen punto de entrada puede ser los hashtags de Twitter #gov20 y #opengov. También el twitter de Tim O'Reilly que está muy interesado e implicado en ello, puede servir de buen punto introductorio.

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* una expresión que usa Eric S. Raymond en sus escritos sobre software libre, y que se refiere a que un programador"se rasca lo que le pica", es decir, programa según sus necesidades y motivaciones personales.

martes, julio 21, 2009

Crea tu propia economía

Cuando alguien lo expresa mucho mejor (y más brevemente) que tú... ¿para qué añadir nada?

Online, puedes literalmente crear tu propia economía. Con esto quiero decir que puedes construir un conjunto metódico de oportunidades de prosperidad y placer, análogas a las de la economía tradicional pero que residen en tu cabeza. No hay una transacción monetaria explícita, pero estás usando tus limitados recursos para maximizar el trato —la auténtica esencia de la economía. De hecho, "economía" viene de la antigua palabra griega oikonomia, usada para referirse a la gestión doméstica, y la práctica moderna de la economía está volviendo a esa idea.

El medidor tradicional del éxito económico es el beneficio, pero dentro de un tiempo encontraremos que estadísticas tales como el PIB nos dicen cada vez menos sobre los amplios esfuerzos por mejorar el bienestar humano. Una buena parte del valor de la Web se experimenta a nivel personal, y no se muestra a través de valores de productividad. Comprar plátanos por valor de $2 aumenta el PIB; tener diversión en la Web por valor de $20 no. Y su efecto es mayor. Cada día se produce un mayor disfrute, una mejor conexión social y, en definitiva, una mayor contemplación en la Web de la que podíamos siquiera imaginar hace 10 años. Pero ¿como se miden esas cosas?

Esa pregunta —y no tengo aun una respuesta completa— refleja el estado contínuo de cambio en el que nos encontramos hoy en día. Vamos a transitar a través de un montón de ajustes, y no sólo en los bienes inmuebles o las finanzas. El material gratuito presente en la Web ha hecho más severo esta recesión económica. Para muchos de nosotros, la Web es realmente más divertida que ir de tiendas, lo que nos hace más fácil recortar nuestros gastos. Aunque el iPhone haya hecho ganar mucho dinero a Apple, nuestros gastos en bienes de alta tecnología no compensa la caída de la demanda de todo el resto. Un PC y una línea de banda ancha cuestan algo, pero para esos millones de personas que ya lo han pagado, a partir de ese punto la navegación es esencialmente gratis.

Tampoco la mayoría de las actividades Web generan trabajos e ingresos al ritmo que vimos con las maravillas tecnológicas del pasado. Cuando Ford estaba creciendo a principios del siglo XX, creaba millones de trabajos y ayudaba a convertir Detroid en una ciudad de primera línea. Hoy en día, Facebook crea montones de placer voyerístico, pero gran parte del trabajo es realizado por software y servers, y la firma no ha transformado Palo Alto. La Web 2.0 no está manteniendo las estructuras del gobierno o manteniendo muchas familias —y pudiera estar dañando a algunas (pregunta por ejemplo a un reportero de un periódico). Todo el mundo en la Web ha oído hablar de Twitter, pero a pesar de ello, menos de 50 personas trabajan allí.

Todo esto suena atemorizante, pero existe una parte buena; la llamaré el "dividendo en capital humano". La relocalización del tiempo de consumo en el "sector gratuito" de la Web liberará los esfuerzos de muchos productores e intermediarios, de la misma manera que el advenimiento del automóvil desplazó a muchos trabajadores de hacer sillas de montar para caballos. De hecho, es un milagro económico que Twitter pueda mantenerse únicamente con 50 empleados. No es que sea una máquina del movimiento perpetuo, pero si otras partes de la economía fueran igual de eficientes, estaríamos nadando en un mar de cosas gratuitas o semi-gratuitas.

La segunda parte del dividendo del capital humano viene por nuestra productividad como consumidores Web. Miles de millones de personas adquiriendo un mayor conocimiento y estando mejor conectadas unas con otras. La autoenseñanza nunca fue tan divertida, y esto es debido porque controlamos el proceso como nunca antes fue posible.

[...]

Algún dia tendremos herramientas para medir todos estos nuevos beneficios. El valor de Twitter no reside en su eventual valor bursátil sino en las conexiones humanas que crea. Mi feed de Twitter es una sala de reuniones con economistas, trabajadores sociales, empresarios, amas de casa, famosos o simples amigos de toda la vida. La Web une a millones de individuos diferentes, que interactúan y a veces incluso se reunen o se casan. El mundo posee ahora un montón más de estas conexiones, y nos queda aun por ver todas sus implicaciones —incluyendo las que tienen que ver con las finanzas tradicionales de nuevos negocios, empleo e ingresos. Y puede sonar contraintuitivo, pero cuanto más tiempo pasas delante de tu pantalla, mayor será el dividendo del capital humano.
Thought-provoking era la expresión que usaba Tim O'Reilly al tuitear este artículo. Provocador. Probablemente, controvertido (sobre todo dependiendo de quién lo lea, claro, un lector habitual de este blog probablemente no le sorprenda tanto*). Pero creo que merece la pena echarle una pensada. No porque tenga que tener razón en todo lo que cuenta, sino por el cambio de... enfoque.

Si estamos en medio de una transformación hacia una nueva sociedad, y la crisis es su punto de ruptura, no podemos atisbar hacia donde nos dirigimos usando los gastados railes del modo de pensar de la "antigua" sociedad. También hay que innovar en el pensamiento. Y eso sólo se consigue poniendo uno por uno en duda los pilares de nuestro antiguo armazón social, y preguntándonos "¿y si...?".

En realidad, no estaríamos haciendo nada distinto de lo que muchos escritores de ciencia-ficción han hecho ya (ni siquiera el planteamiento de ésta persona se puede decir que sea radical u original en el contexto de la CF...).

Actualización: por poner el punto de contraste, recojo de los apuntes de Santiago Niño Becerra de hace una semana:
MySpace va a realizar una barrida en su plantilla: el 30% en USA y el 60% fuera de USA. ¿Cómo es eso?, ¿no decían que la web 2.0 era el presente y que las redes sociales iban a ser la base de la sociedad futura?. Véanlo de otra manera: colgar fotitos de las vacaciones en las Mauricio, ¿es necesario?; más aún, ¿lo es ir de vacaciones a las Mauricio?. Recuerden: no lo olviden: lo necesario es lo importante.
¿Se entiende ahora mejor por qué fuí tan duro en mi crítica sobre su análisis de la crisis en su libro? SNB está haciendo un análisis puramente clásico, sin cuestionarse siquiera el valor que puedan representar (podría extenderme aquí sobre hablando de Open Gov, Open Data, etc). Y de todas formas, MySpace no es que sea precisamente una red social de moda actualmente (y en la web 2.0, el devenir de las modas manda).

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* o al menos pienso yo que no debería. :-D

lunes, julio 20, 2009

El fiasco del DRM

El reciente despropósito de Amazon consistente en borrar de los Kindle libros* ya comprados por sus clientes [2] aun con devolución del dinero, vuelve a poner sobre el tapete el fiasco que es el DRM (Digital Rights Management, gestion digital de derechos). La defensa de Amazon de que se trataban de ediciones no autorizadas de los libros en cuestión no pasa de ser una mera excusa que sólo sirve para desviar la atención del verdadero problema: la "gestión de derechos —supuestamente de autor—" no pasa de ser un eufemismo de "restricción de derechos del lector" (me voy a centrar en el DRM de los ebooks, pero es extrapolable a cualquier otro contenido).

Hablando de derechos de autor**, da la falsa impresión de que estamos hablando del control por parte de su creador o autor, cuando el que realmente posee los derechos de explotación de una obra es el editor (la editorial)***. El autor crea, pero el que realmente publica y hace de vender libros —sean de papel o electrónicos— su negocio es la editorial. Así que lo primero es que el DRM o gestion de derechos digitales es un mecanismo de control hecho para la defensa del modelo de negocio de distribución digital de contenidos de las editoriales, no para la defensa de los derechos de autor.

El problema fundamental del DRM es que, por intentar defender a una de las partes, se olvidan y restringen fuertemente los derechos de la otra: los lectores y compradores. En la pifia de Amazon es flagrante, pero no es el único caso que se da, como nos recordaba recientemente Cory Doctorow en una discusión sobre el DRM [round 2]. Hay multitud de casos de derechos que antes eran plenamente asumidos en el formato de papel (el más habitual: prestar un libro a tu pareja/familia/compañero de habitación/...) que cuando el DRM entra en escena, se pierden completamente con la excusa de "defender los derechos del autor".

El DRM proporciona el control discreccional del contenido en exclusiva a una de las partes —el vendedor— y deja indefenso al comprador ante los intereses económicos de éste. Es el problema de siempre: ¿quién vigila al vigilante? Porque los editores y distribuidores de contenido se erigen, con el DRM, en vigilantes de los derechos de los mismos, pero nadie les vigila a su vez que éstos no atenten contra los derechos de los lectores. Y cada vez restringen más los derechos que antes se tenían con un ejemplar en papel. O al menos derechos que tradicionalmente se han asumido con las obras de papel, porque si uno lee las notas de copyright actuales, hasta el prestar un libro a un amigo aparece como constitutivo de violación de copyright:

"Todos los derechos reservados. Queda prohibido la reproducción total o parcial de ésta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler, o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright".
Además, la aparición de los ebooks, separando contenido y continente, ha planteado incómodas cuestiones de derechos que el DRM pone aun más en la picota:
  • ¿Por qué no puede alguien que ya posee un libro en papel transformarlo a un formato digital? ¿No abonó en su día los correspondientes derechos de explotación?
  • Asimismo, ¿en base a qué no va a poder un comprador de un ebook imprimir una parte o todo del mismo por su comodidad o conveniencia?
  • ¿En virtud a qué derecho de autor se le niega al comprador de un ebook la posibilidad de transformarlo a otro formato digital, para su disfrute en otro dispositivo, ya sea ahora o en el futuro cuando el formato actual no esté soportado?
  • ¿Quién nos garantiza que la plataforma de DRM no cierre/quiebre/fracase y nos quedemos sin poder acceder a los contenidos legítimamente adquiridos? (atención, esto no es una hipótesis, ya pasó con el antiguo servicio de música de Microsoft)
Paradójicamente, el tradicional libro de papel de toda la vida, está libre de cualquier tipo de DRM: es perfectamente posible fotocopiarlo, escanearlo, incluso teclear su contenido sin que haya ninguna restricción tecnológica que lo impida. Es posible prestarlo a cualquiera, sin que haya ninguna manera de controlar a quién o cuantas veces. La única "protección" es la declaración de copyright que he transcrito más arriba, unas cuantas palabras disuasorias. Esas palabras son más que suficientes para los editores en el caso de papel, pero en el caso del formato electrónico, exactamente las mismas palabras les resultan inconcebiblemente insuficientes. Señores editores: el que quiera saltarse las leyes, lo va a hacer de todas, todas. El DRM sólo sirve para fastidiar a los usuarios legítimos, y como tales son éstos los que más lo detestan.

El DRM presenta ese gran efecto disuasorio de cara al consumidor. Los derechos que adquiere son, merced a la tecnología, 'revocables' (controlados desde fuera), así que en realidad el comprador no lo percibe como una compra (transacción imposible de deshacer) sino como un alquiler temporal. Esa desconfianza provoca un gran rechazo, lo que provoca a su vez que el consumidor busque copias de las que se sienta 'propietario' para hacer con ellas lo que quiera, y si legalmente no existen, recurre, como en tantos casos, al mercado negro, en este caso a la —mal llamada— piratería. O sea, el efecto contrario al que se pretendía. Por eso, hasta la propia RIAA reconoce ya que 'el DRM está muerto'. ¿Cómo podría ser de otra forma, si la tienda que más música vende ha dejado de usarlo?

La única "gestión de derechos" aceptable es la que sea garante de los derechos de todas las partes. Es decir, la gestión ejercida por las leyes y los tribunales. Y para eso, no hace falta ningún dispositivo electrónico ni esquema criptográfico. Lo único que hace falta es un corpus legislativo justo y equitativo para todos.

No me extraña que en ThePublicDomain.org se pregunten si no éramos más inteligentes (con respecto a las leyes del copyright) hace 100 años.

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*para más inri, se trataba de ediciones de los libros de Orwell '1984' y 'Rebelíón en la granja'.
** se mezcla interesadamente los conceptos de derechos de autor o morales (al reconocimiento como autores y a la inalterabilidad de la obra, que son derechos irrenunciables de los autores de una obra y que no expiran nunca) con derechos de explotación, que son los que son negociables y vendibles (reproducción, interpretación, obras derivadas) y que tienen un periodo máximo de validez tras el cual pasan al Dominio Público.
*** excepto en los casos en los que el autor se autopublique, que actualmente siguen siendo minoritarios.