domingo, enero 31, 2010

Internet es la mayor imprenta de la historia

Hace poco me llegaba este enlace en el que se daban algunas cifras de creación de contenido en Internet. Para que nos hagamos una idea: en un día en Internet se producen 210.000 millones de correos electrónicos, se suben 3 millones de imágenes a flickr, se escriben 5 millones de tweets y 900.000 nuevos artículos en blogs: "suficientes posts como para rellenar el periódico New York Times durante 19 años". Repito: al día.

Aunque aplicaramos la Ley de Sturgeon que dice que el 90% de esos artículos son basura, y al 10% restante le aplicaramos la Ley de Dodo de la falta de originalidad (pongamos que un 70% son copia-pega), aun nos quedaría que al día, en la blogosfera, se harían suficientes artículos como para rellenar 6 meses del New York Times.

Cuando hablamos de "Economía de la Abundancia" y "Economía de la Atención", nos referimos precisamente a éste fenómeno de sobreabundancia de información en cantidades brutales. El volumen es tal, que los intentos de control de la información (del señor Murdoch y otros magnates de los medios) terminan indefectiblemente estrellándose en el muro de la ineludible realidad. El mismo muro contra el que se están estrellando también los editores de libros ("Hay más escritores que lectores": Oversupply of authors vs scarcity of paying readers).

Pero, ¿como aprovechar ese potencial torrente de información para la librecreación? Es uno de los asuntos a lo que estoy dándole vueltas en mi cabeza estos últimos tiempos.

La idea inicial que escribí en un tuit era:

Un plugin de Wordpress que permita descargarse una entrada a ePub, y habremos convertido a la blogosfera en la mayor imprenta de la historia
Es decir, tomar de todo ese enorme almacén de contenido que se crea (en pequeñas píldoras) todos los días, y alimentar al e-reader con él.

Fran Ontanaya respondía poniendo el dedo en el principal problema de ese enfoque: miles de pequeños ficheros entre los que es fácil perderse ¿cuales he leído ya? ¿cuales no? ¿de qué iba cada uno? Un lío, vamos.

Mi solución a ese problema planteaba usar alguna herramienta que pudiera "fusionar" varios ePubs en un único ePub (mencionaba Calibre, al ser una herramienta abierta de gestion de ebooks que soporta conversión y gestion de ePubs). De ésta manera, podríamos por ejemplo seleccionar los artículos que nos interesara leer con más calma, bajarnos los ePub, unirlos todos, pasarlos al e-reader y... ¡acabamos de crearnos nuestro propio periódico personalizado!

O podemos descargar los artículos que nos van interesando en ePubs, y fusionándolos a lo largo de una semana (o el periodo de tiempo que queramos). Por ejemplo, artículos de ciencia en un único ebook de artículos de ciencia, y así con variados temas de nuestro interés. ¡Asombroso, acabamos de inventar las e-revistas! ;-)

Un e-reader, un simple e-reader con tinta electrónica¹, que hasta ahora "solamente" lo hemos considerado como a un mero sustituto del libro de papel, de repente se convierte en un canal de distribución de contenidos con un enorme potencial: una ventana al mundo escrito, pero sin la fatiga de las pantallas de ordenador y sin lo que Juan Luis Chulilla llama "el hiperestímulo de los contenidos de Internet que impide la concentración". Y se convierte en un canal de distribución de enorme potencial porque la distribución digital de contenidos tiene ventajas inherentemente superiores a la distribución física. No solamente de velocidad (es inmediata), no solamente de precio (practicamente tiende a cero), sino fundamentalmente de rotura del umbral de entrada.

Hasta ahora, el que quería editar un periódico, o una revista, o publicar un libro, o cualquier otra cosa escrita, se encontraba con que tenía un filtro de intereses que sortear. Un filtro de intereses tanto ideológicos como de mera conveniencia económica. Ese filtro la distribución digital lo elimina totalmente, con todo lo que ello implica. Dejan de existir las publicaciones que no se editan "porque no le interesan a (casi) nadie y no me van a reportar dinero a mí, el editor". Cada uno que escriba lo que quiera, si ello le satisface, y que sea el público el que elija de ente todo lo disponible a lo que prefiere dedicar su tiempo.

Sólo por esta libertad, tanto de creación (autor) como de elección (lector), la distribución digital merece mucho la pena. Y es por ello por lo que pienso que los e-readers actuales están bastante infravalorados e infrautilizados, frente al potencial intrínseco que encierran. Es como si cuando inventaron la imprenta, sólo la hubieran utilizado para producir biblias y más biblias, y nada más (si hubiera podido escudriñar en el futuro, ¿hubiera Gutenbeng destruido su invento con sus propias manos?).

Pero para que la distribución digital funcione, los lectores deben (debemos) tener el derecho a poder disponer de esos artículos para poder volcarlos en nuestro dispositivo lector sin problemas legales. Volvemos a los problemas descritos en el artículo de Librecreadores: es necesaria la complicidad del autor, que éste nos permita sin trabas disfrutar de su trabajo mediante licencias de libre distribución.

Con éste pensamiento en la cabeza me he puesto manos a la obra a buscar blogs (en español) que estén bajo licencias de libre distribución, como las de la familia Creative Commons y otras. He de decir que me ha sido fácil encontrar más de 50 blogs en un par de horas² —y no precisamente desconocidos— con licencias de éste estilo, lo que me hace concebir grandes esperanzas, porque el potencial está ahí. Ahora sólo faltan las herramientas para convertir ese potencial en una realidad.

No sé si lo del botón de "descargar ePub" en cada artículo es demasiado pedir. Me han chivado alguna herramienta para convertir un RSS de un blog en un ePub que no es una maravilla (no me gusta que inserten su publicidad en la portada, entre otras cosas) pero es un comienzo. Como ejemplo, podéis descargaros un ejemplo de ePub aplicado a éste blog, con las últimas historias una por capítulo (¡ojo! 107 páginas O:-) ). Creo que Calibre también puede obtener ePubs de fuentes RSS, pero no lo he podido probar. Lo que faltaría sería la capacidad de mezclar historias de varias fuentes (varios RSS) a elección, que estoy investigando ahora.

Aunque como en Internet siempre hay alguien por delante tuyo, es posible que esté trabajando en balde y haya alguien que ya lo tenga resuelto y en marcha o esté a punto de lanzar alguna herramienta que haga todo ésto y más (estaría bien saberlo O:-) ).

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¹ Si queréis saber más sobre estos aparatos, he escrito un largo artículo en el blog de Pedro Jorge

² Por cierto, si vuestro blog tiene licencia de libre distribución, o conocéis blogs con licencias de libre distribución, estaré encantado de añadirlos a la lista que estoy construyendo. :-)

sábado, enero 23, 2010

La cultura no se crea ni se destruye: se transmite (o no)

Tal vez la falacia más repetida en estos últimos tiempos es esa de "la cultura se muere". Es una falacia porque quienes la emplean, están deformando la semántica de "cultura" para adaptarla a la realidad que ellos les interesa. Tal vez resulta que un concepto abstracto como es la cultura, algo intangible, no es tan fácil de comprender como debiera, así que nuestra mente homo sapiens trata de asociarlo a objetos materiales, cosas tangibles. Pero en vez de tratar de volver a dar una densa explicación teórica, lo voy a intentar hacer mediante un ejemplo, basándome en un reciente tweet del abogado David Bravo (sobre otro tema). Veamos primero el tweet:

Me dice un amigo sobre lo de enviar la denuncia: "Estoy harto de que esos de la SGAE crean que soy un friki, así que ¡cuenta con mi hacha!"
El tweet (castellanizado: tuit) se refiere a una famosa escena de la película "El Señor de los Anillos". En ella, se está celebrando el Concilio de Elrond, y decidiendo qué hacer con el Anillo Único, y Frodo acaba de aceptar llevarlo a Mordor. Entonces Gimli el enano, en un momento de climáx, suelta eso de "¡Cuenta con mi hacha!".

«¿Y qué tiene que ver todo ésto con la cultura?» me estáis preguntando. Paciencia. Permitidme primero señalar que en "El Señor de los Anillos", la novela de J.R.R. Tolkien, esa escena no sólo no ocurre ni por asomo, sino que lo que ocurre durante el Concilio es completamente diferente a lo que se muestra en la película. En el original de Tolkien es Elrond el que, semanas después de aceptar la misión (que se desarrolla en un tono completamente diferente, y con distintos interlocutores), decide quienes acompañarán a Frodo:
»La Compañía del Anillo será de Nueve y los Nueve Caminantes se opondrán a los Nueve Jinetes malvados. Contigo y tu fiel sirviente irá Gandalf; pues éste será el mayor de sus trabajos y quizás el último.

»En cuanto al resto, representarán a los otros Pueblos Libres del mundo: elfos, enanos y hombres. Legolás irá por los elfos y Gimli, hijo de Gloín por los enanos. Están dispuestos a llegar por lo menos a los pasos de las montañas y quizás más allá. Por los hombres tendrán a Aragorn hijo de Arathorn, pues el anillo de Isildur le concierne íntimamente.
(Para los que no lo sepan, hay que señalar que es la primera vez que se menciona a Gimli, pues en el Concilio, en representación de los enanos había hablado siempre su padre Gloín —compañero de aventuras de Bilbo en 'El Hobbit'—.)

¿Qué significa todo este galimatías acerca de enanos y hachas? La idea que David Bravo nos intenta transmitir a través de su tweet sólo es interpretable a partir de un contexto de conocimiento previo que es lo que nosotros denominamos cultura. La frase es imposible de entender si no se conoce esa escena de la película. Es más, es ininteligible si no se conoce la palabra friki y el contexto que ella conlleva, ni tampoco la relación entre dicha palabra y la obra de Tolkien. Sin todo ese armazón previo, el receptor de la frase puede efectivamente ver que es una oración correctamente construida, y que es posible que tenga algún sentido para alguien, pero sería incapaz de entenderla. De hecho, incluso para alguien que conociera el contexto y hubiera leído la novela, la frase sería parcialmente ininteligible si no hubiera visto la escena de la película (por las diferencias que he mencionado).

Es decir, es el conocimiento compartido entre emisor y receptor (en nuestro ejemplo, la obra de Tolkien y la película, pero también mucho más conocimiento que asumimos previamente, como la lengua, o lo que es un hacha y para qué puede usarse) lo que le da sentido a ese nuevo conocimiento expresado. Y a ese conocimiento compartido, a ese contexto en el que se enmarcan las idas y venidas de nuestras ideas, es a lo que llamamos cultura.

Una vez establecido (espero que más claramente) lo que es la cultura, podemos obtener algunos corolarios interesantes:
  • La cultura es transmisión. Lógicamente no se puede "crear" algo que es compartido si no es haciéndolo llegar a otras personas. Y la única manera de "destruir", de reducir lo compartido, es impedir su difusión.
  • La cultura no es única puesto que diferentes grupos de personas comparten diferentes contextos de conocimiento a la vez.
  • La cultura no es inmutable, sino que se va renovando constantemente a medida que las personas (y por lo tanto la cultura que comparten) cambian. Por ejemplo, nuestra cultura no es la misma que la que había en tiempos de Valle-Inclán, aunque como todavía compartimos un legado cultural, contextos en común, decimos que nuestra cultura es "heredera" de aquella cultura (aunque sería objeto de discusión hasta que punto lo es).
  • La cultura se difunde por cualquier medio que ponga en contacto a dos o más personas. Hay una tendencia a primero, confundir el medio de difusión con la cultura (por ejemplo "los libros son cultura") y segundo, a considerar que sólo es cultura lo que se transmite por ciertos medios porque en su tiempo eran "los" medios de transmisión. Por ejemplo, no sólo antes sino incluso después de la invención de las distintas escrituras, la cultura ha sido transmitida fundamentalmente de forma oral. Hasta tiempos bastante recientes no ha tenido la palabra escrita un peso fuerte, y ese breve "reinado" acabó con la llegada de los medios audiovisuales (radio, cine, televisión,…). En el ejemplo que utilicé, es la versión cinematográfica la que se ha impuesto (a pesar de ser "El Señor de los Anillos" uno de los libros más leídos del siglo XX) porque el grupo de personas que comparten esa referencia cultural es aun mayor que el que comparte la misma referencia cultural en versión escrita.
Vivimos en el reduccionismo "cultura = palabra escrita = libros", un reduccionismo interesado que intenta imponer dos igualdades que son ambas falaces. Lo bueno que tiene el lenguaje es que es flexible, y lo es porque debe adaptarse a la realidad, que es tozuda, y no al revés. Por desgracia esa flexibilidad permite también que el lenguaje se pueda emplear para retorcer los conceptos en ocasiones más allá de lo que sería deseable. Por ello es siempre importante, aunque pueda parecer supérfluo o cargante, definir el espacio en el que nos movemos. En este caso, es fundamental tener claro a qué nos referimos cuando hablamos de cultura, o será muy fácil que nos den gato por liebre*.

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* ¿Cuanta gente conocerá el contexto cultural de ésta expresión?

sábado, enero 09, 2010

Librecreadores

Profundizando en lo expuesto en Las guerras del siglo XXI serán las guerras del copyright, ha llegado el momento en que es necesario empezar a "distinguirse del enemigo". La palabra "creador" están tan sobada y manoseada que es necesario empezar a marcar distancias con ella. Así que se me ha ocurrido que, lo mismo que librepensador tiene una connotación distinta y separada de pensador, podríamos crear un término análogo: el librecreador.

El librecreador sería aquél creador que, además de crear, es consciente de que el que recibe una creación necesita de una serie de derechos de libre difusión y reproducción de la misma, derechos explícitamente otorgados por el creador, de forma que le garantice al receptor de la obra que dicha obra creada no va a ser utilizada posteriormente como "arma legal" a través de una denuncia por infracción contra la propiedad intelectual.

El librecreador sabe que sus creaciones necesitan de una licencia de libre distribución (ojo, no he dicho una licencia libre, una licencia libre otorga aun más derechos que la mera libre distribución y yo aquí me refiero en exclusiva a la libre distribución) y consciente de ello, proporciona sus obras bajo un marco jurídico (una licencia) que otorga a los destinatarios de la misma una serie de derechos respecto a la difusión y distribución de la obra, con los que éstos pueden disfrutar de la creación sabiéndose al amparo jurídico de poder hacerlo sin problemas legales posteriores. Un ejemplo bastante bueno puede ser emplear en sus creaciones cualquiera de las licencias Creative Commons (incluyendo las cláusulas "no comercial" y "no derivados"), aunque también me gustaría señalar que las CC no son las únicas licencias que existen con la capacidad de garantizar la libre distribución, sólo una de las posibilidades (aunque por otro lado son las más extendidas).

Ahora mismo, con los paquetes legislativos que los zelotes del copyright están logrando que aprueben los distintos gobiernos e instituciones, la inseguridad jurídica en Internet es total. Caminar por Internet es como caminar por un campo sembrado de minas de "Propiedad Intelectual", esperando a activarse en cuanto un incauto ponga sus pies sobre ellas. Con la nueva legislación en la mano, se pueden dar casos como que poner un enlace a una página web que tenga la claúsula estándard "© Todos los derechos reservados" puede considerarse una infracción de la propiedad intelectual y llevar al cierre del sitio web que proporciona el enlace. Sí, es absurdo, dantesco y desproporcionado, pero es el marco legal que ahora mismo se está construyendo para Internet.

Sin garantías que le salvaguarden y protegan de cualquier arbitrariedad que un creador pueda realizar, cualquier usuario está jurídicamente indefenso ante la trampa del "Extreme Copyright" y en las manos de los creadores. Y aquí es donde los creadores sensibilizados deben posicionarse del lado del indefenso, y acudir en ayuda de los usuarios, proporcionándoles de la seguridad necesaria, de las losetas sobre las que caminar sin que estallen o se hundan a sus pies. Y los usuarios —las personas— deben poder distinguir un tipo de creador de otro. Deben poder distinguir los librecreadores de los que no lo son, para separar el grano de la paja. Empezando por el lenguaje. Empezando por distinguir a los librecreadores de los creadores en general.

La librecreación necesita impulso. Necesita promoción, darse a conocer. Necesita que la gente sepa apreciar la diferencia, y porqué de esa diferencia. Necesita también de canales de distribución fiables, por los que la gente sepa que pueden caminar sin peligro. Es un trabajo ímprobo, largo y difícil, pero necesario. Me gustaría discutirlo. Me gustaría hablarlo con otros que compartan estas inquietudes. Me gustaría lanzar tormentas de ideas acerca de qué se puede hacer para fomentar la cultura libre. Por todas estas razones he abierto un Wave público en Google Wave llamado Librecreadores, en el que me gustaría que participárais si estáis interesados en estos temas. Lo podéis encontrar buscando 'with:public title:librecreadores' (sin las comillas). El enlace al wave es éste, y el wave ID es googlewave.com!w+J9V5T-LrA.

miércoles, enero 06, 2010

Multiverso: Armantia, la reseña

En realidad ésta reseña es sobre toda la Serie Multiverso de Moisés Cabello, formada por las novelas Multiverso: Armantia y Multiverso: Gémini y la antología de relatos final Multiverso: Olimpo. La trama de la saga comienza cuando su protagonista, Marla Enea Benavente, trabajadora de una empresa con oscuros intereses que posee en secreto tecnología multiversal (que le capacita para mandar personas a otros universos alternativos), se ve arrastrada involuntariamente a un extraño universo de corte medieval, cuyos habitantes llaman Armantia. Pero Armantia guarda más de un secreto, y además Marla no ha podido elegir peor momento para llegar, pues está a punto de desatarse una guerra que amenaza el frágil equilibrio de fuerzas entre los reinos de Armantia.

Armantia transcurre a toda velocidad, pues es desde el primer momento una novela de aventuras en la que a la vuelta de cada página te esperan nuevas sorpresas. No es de extrañar que la devorase en poco tiempo, así como su continuación Gémini (pues Armantia termina con un tremendo cliffhanger que te lanza irremisiblemente a continuar las aventuras de Marla en Gémini). Además, ambas son novelas de pocas páginas, no los enormes tochos-tostones que se estilan en la actualidad, y que raramente consiguen mantener la tensión durante todo el libro. Son en cierta manera herederas de la tradición de la "Edad de Oro" de la ciencia-ficción de los 40 y los 50, donde primaba el entretenimiento y el sentido de la maravilla, muy en la línea de la saga original de las Fundaciones o de, por ejemplo —aunque sea más tardía— Mundo Anillo. A todo ésto hay que señalar que el hecho de ambientarla en un mundo medieval no desentona para nada. Por ejemplo la mencionada saga de las Fundaciones, con esos reyes y reinos espaciales de opereta, es en muchos momentos también muy medieval. También hay novelas como Vikingo Espacial, de Beam Pipper o En la arena estelar del propio Asimov que nos sitúan en sociedades futuristas pero muy medievales.

El libro que cierra la trilogía, Olimpo, es un fixup de relatos unidos por un hilo conductor (que no debo revelar), en el que se nos muestran fragmentos de la historia ya relatada en Armantia y Gémini, pero desde el punto de vista de personajes secundarios, o tramas secundarias que originalmente sólo conocemos por referencias. Los relatos amplían la historia principal y rellenan algunos huecos, incluso hay algunas revelaciones inesperadas.

Toda la saga gira alrededor de la capacidad de autodestrucción que tenemos los humanos. ¿Evolucionamos sólo para encontrar nuevas y más refinadas maneras de destruirnos a nosotros mismos? ¿Es posible romper esa dinámica? Estos son temas de fondo que se tratan en la serie multiverso y que vosotros mismos descubriréis si os place aventuraros en sus páginas.

Como podéis ver en los enlaces, podéis bajaros los 3 libros en formato PDF o EPUB para leerlos en vuestro lector de libros electrónicos (o en uno prestado a tal efecto, que es lo que he hecho yo) o podéis adquirirlos mediante impresión bajo demanda (Lulu.com, Bubok). Incluso, si los habéis leído en formato electrónico y os han gustado, podéis adquirir copias en papel para regalárselas a vuestros amigos y recompensar de ésta manera al autor. Es una buena manera de apoyar la cultura libre y premiar a aquellos autores que apuestan por ella (no sé si lo dije, pero las novelas están bajo licencia Creative Commons).