lunes, mayo 31, 2010

A vueltas con los e-libros y la crisis editorial (y IV)

Voy a acabar con esta saga de artículos de una vez. He llegado a la conclusión que es imposible convencer a quien no quiere ser convencido, mientras que a los convencidos repetirles una y otra vez los mismos argumentos les debe resultar a estas alturas de lo más cansino. Así que no merece la pena insistir más en ello. Sin embargo, a modo de resumen/conclusión, me ha parecido interesante recopilar unos cuantos artículos y enlaces que me han llegado por Twitter durante las últimas semanas. Así que, ésta vez, voy a dejar que sean otros lo que hablen de la crisis editorial y los ebooks, mientras yo me mantengo en un discreto segundo plano.

Empezamos por un fragmento de este artículo:

[...] La naturaleza industrial, intensiva en capital de la producción y comercialización de libros llevó a una distorsión importante de esta idea, al punto que hoy las obras son más vehículo de venta para los libros que al revés: la obra es la excusa para venderle al público otra pila rectangular más de papel industrialmente manchado y encuadernado.
Porque en realidad es ésto último, el libro, el objeto, lo que la industria editorial produce y vende, no obras, que son un mero insumo de su actividad. Un libro que contiene una obra popular venderá más ejemplares que otro que contiene una menos conocida, pero el precio al público no depende de las cualidades de la obra, sino de las características físicas del objeto: la calidad del papel, la impresión y el encuadernado. Un libro de tapas blandas cuesta siempre mucho menos que uno de tapas duras con la misma cantidad de páginas, independientemente de la obra que contengan.
Es tan obvio que lo que se vende es el objeto físico, y no la obra, que mañana mismo os podéis pasar por una librería, y encontraros el mismo libro del mismo autor con la misma traducción (y a veces con la misma portada) en dos tamaños diferentes, y uno por casi la mitad de precio que el otro.

Si fuéramos estrictos, no deberíamos llamarla "industria editorial" sino "industria de la impresión y el papel", que es un nombre mucho más ajustado a su realidad económica. Lo de "industria editorial" es más glamouroso, pero la verdad es que el core de negocio de un grupo editorial como Planeta o Random House Mondadori son sus empresas de impresión. Y el capital (las imprentas) de dichas empresas se amortiza haciendo uso de él. Es decir, imprimendo. Imprimiendo cualquier cosa: desde los trípticos propagandísticos de una clínica dental, hasta los Presupuestos Generales del Estado. Comics, revistas, cuentos infantiles, colecciones por fascículos... todo vale y todo interesa. Y los libros —de todo tipo y adscripción— por supuesto son una parte significativa de todo ello.

La llamada "industria editorial" nunca, jamás de los jamases, va a ir en contra de los intereses de su negocio (que es darle trabajo a sus imprentas). Es un cuestion de lógica y de pura supervivencia. Y en la medida que pueda evitarlo, no apostará por el ebook, salvo cuando no les quede más remedio. Esto hay que tenerlo siempre en mente.

Y en este punto llegamos al segundo enlace, la entrevista a Tim O'Reilly en Publisher's Weekly. Para los que no lo conozcan, Tim O'Reilly es el fundador de O'Reilly, una editorial originalmente centrada en libros sobre informática y tecnologías de la información, y que en 20 años se ha situado a la vanguardia de la innovación en el campo de la edición, y que incluso va más allá de la mera edición. Por ejemplo, Tim O'Reilly es quien acuñó el ahora tan manido término "Web 2.0".

La entrevista es para leérsela completa. Puedo ponerme a entresacar citas y no terminaría. No obstante, hay algunas que merece la pena entresacarlas para comentarlas aquí:
"The reason it's crunch time is that we are going to be choosing what platform we use, whether it is Amazon or Apple or Google or whatever, and it seems to me that some of these guys are trying to build the same kind of ‘one ring to rule them all' platform that Microsoft did,"
Es sintomático que las tres empresas citadas —cuyos respectivos negocios originales fueron una librería, una empresa de fabricación de ordenadores y un buscador de Internet—, que son los tres grandes contendientes en la lucha por el futuro mercado editorial, ni uno sólo de ellos tiene origen en el propio mundo editorial. Aunque si nos basamos en el razonamiento que hemos hecho antes sobre "industrias de la impresión", está claro que no podía haber sido de otra manera: ante la total pasividad de éstas en el mercado electrónico, han sido otros los negocios que, por diversas causas, se han extendido o desplazado de sus nichos originales para cubrir el hueco dejado.
Because there are now huge classes of products that used to be books that aren't anymore, and that will never be e-books, either.
El párrafo completo es para citarlo, pero la idea se resume en esta frase. La misma que yo quería reflejar en mi entrada El futuro de los libros. Ya no se van a vender mapas de carreteras, para eso están los GPS. Ni manuales, ni enciclopedias, ni cualquier otra cosa que necesite actualizarse frecuentemente, y que en papel se queda obsoleto rápidamente. Muchos "servicios" cuyo soporte era el papel, porque no había otra cosa, sen han visto desplazados poco a poco a lo largo de éstos años por dispositivos electrónicos dedicados y sensorizados (que responden al entorno), que ofrecen generalmente mucho más que lo que puede ofrecer un simple soporte estático. Otros, por medios más convenientes (reproducción audiovisual, etc). En todos estos casos el enemigo no era el ebook (como argumentaba en La persecución del ebook: equivocándose de enemigo), pero eso de poco consuelo le va a servir a la "industria de la impresión" que ve una parte de su negocio evaporada para siempre.
When we say book, or e-book, we're talking about immersive reading of content assembled for a reader. But I'm a little concerned that thinking is still too narrow, because you still see a lot of people simply trying to reproduce digitally what was there before, rather than asking themselves what users really want.
Por ejemplo: otra parte del negocio de la "industria de la impresión" —de hecho una parte muy importante del mercado de los libros— son los libros de texto. Y esta significativa parte está seriamente "amenazada" por la llamada Escuela 2.0. La Escuela 2.0 no es sustituir libros de papel por libros electrónicos o por portátiles. Lo principal de la Escuela 2.0 es repensar completamente el modelo de enseñanza, utilizando para ello todo lo que la innovación derivada nuevas tecnologías nos ha proporcionado. Que no es sólamente utilizar aparatos electrónicos más o menos sofisticados. Y en ese nuevo modelo de enseñanza, el texto —sea en papel o en una pantalla de ordenador o de tinta electrónica o de otro tipo— no tiene porqué ser más que uno de los varios soportes que pueden usarse en un momento dado, y no el "elemento central" alrededor del que gira la enseñanza, como ocurre en estos momentos, de tal forma que "aprender" se ha convertido en "memorizar" los libros de texto. Creo que lo mejor es que veáis por vosotros mismo lo que quiero decir con este video de las TED Talks.

¿Qué es lo que realmente necesita la Escuela 2.0?. ¿Digitalización de los libros de texto para disponer de ellos en un e-reader o un tablet? Eso no es ni la punta del iceberg. Pero lo que nos atañe es que la "industria de la impresión" no pinta nada en todo ese proceso (¡y estamos hablado de centenares sino miles de millones de euros en juego!). Probablemente hay un nicho de negocio ahí para "consultoría" y "servicios", "dinámicas" y "contenidos" educacionales, pero no es nada de lo que quiere oir porque no es nada a lo que se dedique ahora mismo la industria editorial, al menos la española (muy poco y muy tangencialmente, acostumbrados como están al "dedazo" y al enchufismo político más que a la calidad de sus productos). Y difícilmente va a hacer la transición por la misma razón que ya hemos concluido anteriormente: van a tender siempre a prolongar el negocio que realmente conocen y tienen invertido el capital (imprimir) mientras les sea posible.
I think too many people are too focused on form factors. I think discoverability remains a key problem, for example. I gave a talk once where I said retail distribution exists for the same reason we have alveoli in our lungs: to increase the surface area where reactions can occur. As we move to e-commerce and physical retail goes away, the biggest challenge for publishing is to create more surface area where people can encounter books. I think publishers should be thinking a lot more about visibility.
"[...] As we move to e-commerce and physical retail goes away [...]" Tim O'Reilly está descontando la muerte de las librerías físicas, algo que bajo mi punto de vista es también inevitable (me extiendo sobre ello en ¿Y dónde quedan las librerías en todo esto?). No tiene sentido económico ni siquiera para vender libros de papel. ¿Para que imprimir y transportar libros que no se van a vender? En un mercado cada vez más globalizado y en el que gran parte de los detallistas han pasado o están pasando a la historia ¿por qué no les iba a ocurrir lo mismo a los vendedores de libros al detalle?. Al contrario, si son de los pocos que quedan en el retail es por el interés de las editoriales, por un lado porque son las dueñas de las grandes cadenas de librerías —que son las que en esencia están sobreviviendo—, y por el otro porque se benefician del modelo de distribución que imponen a las librerías, en detrimento de las editoriales más pequeñas, las verdaderas perjudicadas, que ven sus obras cada vez más relegadas de las estanterías. Y esta tendencia sólo va a ir a más.

Un jerifalte de la edición española llegó a decir no hace mucho tiempo que "las editoriales no nos dedicamos a vender libros", me imagino que como una especie de concesión al gremio de libreros. Y se debió quedar tan pancho. Lo gracioso del asunto es que las editoriales que se dedican a vender libros: ese es su negocio. Y cada una de ellas es la primera interesada en vender sus libros. Y cuando la visibilidad es esencial, en un mercado globalizado, y en un mercado de la abundancia, no pueden delegar la tarea de vender en terceros a los que les puede dar igual vender su libro que el de la competencia. Simplemente es algo que no se pueden permitir poner en manos de terceros. Tim O'Reilly lo dice bien claro: ellos venden a través del medio que sea: a través de librerías físicas, sí, pero también a través de Amazon y otras librería virtuales, tanto ediciones digitales como de papel. Y también para teléfonos a través de las tiendas de Apple o Android o la que sea. Incluso a través de su web. No le hacen ascos a ningún medio, e incluso se inventan sus propios canales de venta —como el servicio Safari Books— porque lo que les importa es vender sus libros.

Lo mismo que O'Reilly, las editoriales pequeñas y las especializadas, cada vez más marginadas por las maniobras de las grandes que intentan copar menguante mercado, tendrán que abrirse su propio camino. E incluso los autores por si mismos, sólos o en grupo. Todas estas iniciativas serán las que, a la postre, transformarán el mercado del libro.
Our experience has been that people are willing to support the artist or the publisher. We get dozens, if not hundreds, of e-mails a day telling us, "I found an illegal copy of your book on a pirate site," because our customers care. They want O'Reilly to succeed. We're part of their life, part of their business. If you treat your customers as people you care about, they will care about you. If your customers don't care about you, then you're doing something wrong, and DRM is not going to fix that.
Bueno, ¿qué más se puede añadir? Quizá se puedan añadir las argumentaciones expuestas en El fiasco del DRM, pero la esencia del problema está ahí: la diferencia entre que tus clientes perciban que les ofreces lo que ellos quieren a un precio razonable, o que perciban que tu actitud es la de intentar maximizar los beneficios a su costa, pisoteándolos las veces que haga falta. Si perciben lo segundo, el DRM no te va a salvar...

Esto no lo está diciendo (parafraseando a ciertos cazurros) "un hippy de la cultura del todo gratis". Lo dice un editor de libros de éxito y prestigio que se gana la vida —junto con el resto del staff— con ello. Y sí, los libros de O'Reilly están pirateados desde tiempos inmemoriales,  mucho antes que los de cualquier editorial española. Lo que por cierto no ha impedido que incluso hayan vendido ediciones digitales de los mismos en CD...
Thomas Kuhn said in The Structure of Scientific Revolutions that for a paradigm shift to occur, the old guys have to die off. I mean, it may be as simple as that, because I don't think some of them are ever going to get it. My ultimate faith is that the market always finds a way through to some kind of sanity. When you have a new market, it takes a while for the economic engines of it to become clear. This is why so much of this stuff is so shortsighted, because people are trying to splice or preserve old economic models instead of trying to figure out new ones.
Mi párrafo favorito. Nos dice todo ésto ya ha pasado* y forma parte de la forma en la que funciona la sociedad: extinguiendo viejos modelos obsoletos y sustituyéndolos por nuevos. Es lo mismo que Clay Shirky expone más detalladamente en The Collapse of Complex Business Models (artículo al que merecería que le dedicara un artículo individual), y de una forma más general, no centrada exclusivamente en la "industria del contenido", es la idea subyacente en mi fábula del bosque y el fuego. Las fases de cambio son fases dolorosas, de incertidumbre y miedo; de crisis, en definitiva, pero éstas son parte inherente de un ciclo vital regenerador, no "el fin de los tiempos".

"My ultimate faith is that the market always finds a way through to some kind of sanity" Por supuesto que sí. No dejéis que los dinosaurios os contagien su pesimismo. El futuro está ahí, al alcance de quienes quieran extender la mano para atraparlo.
But we already have a real economy of ebooks. Are there tradeoffs? Yeah. There is some piracy, of course. But I look also at the opportunities. More than 60% of our e-book sales come from countries where we have no physical book distribution, so we have this huge expansion of our market as a result of e-books.
Nuevamente, mercado globalizado. ¿Cuánta gente hubiera comprado los libros en otro país, en otra lengua, hace 20, 30 o 40 años? Poquísimos. Sin embargo, O'Reilly está descubriendo y llegando a un mercado mucho mayor de lo que esperaba gracias a haberse convertido en una referencia mundial. Incluso más allá del mercado angloparlante. Una "cola larga" de personas de perfil técnico y empresarial que antes sólo podrían haber aspirado a acceder a traducciones/adaptaciones con años de retraso o copias en papel difíciles y caras de conseguir, y que ahora tienen los textos de lo último de lo último instantáneamente al alcance de click.

Pero para llegar a ese punto, antes han tenido que currárselo. Ha habido que arriesgarse, y ha habido que pensar. ¿Cuántos pueden decir lo mismo? ¿Cuántos ha preferido, sin embargo, seguir haciendo "lo que han hecho toda su vida" porque parecía que les valía/les iba bien?
I think EPub is working reasonably well, the idea of open standards for content. And I think that's going to get richer and better. I think the idea that there should be many different business models is incredibly important. And I think there's going to be more and more innovation that teaches us what works.
Tim O'Reilly en su línea habitual apuesta por lo abierto: formatos abiertos, espacio para todos (sin "cuellos de botella" de intereses intentando exprimir la vaca lechera). Y con la vista siempre puesta en la innovación para seguir mejorando (no dormirse en los laureles).
Publishing will grow into itself in the electronic future. Somebody will invent some little piece, people will copy it, someone will do it better, someone will figure out how to scale it, and we'll have a vibrant industry.
Esa es la conclusión de Tim. La mía es que el mercado editorial necesita de más editores como Tim y menos llorones agarrados a su vieja poltrona. :-)

Bueno, no sé si editores es la palabra, en todo caso, necesitamos más gente como él, se llamen como se llamen.

Una tercera cita sacada de Teleread: Viewing the future of publishing (no pulséis sobre el video del artículo aún, por favor):
The one thing no one wants to hear is that the more books that are available, the fewer will be read and the less valuable books become. In the marketplace, it is scarcity that causes prices to rise, not abundance.
Y estamos en una economía de la abundancia, así que ya sabemos lo que le espera al mercado editorial: asfixia por exuberancia. Hace poco había un artículo (que no he sido capaz de encontrar, lo siento) en el que se explicaba que, al ritmo actual, dentro de unos años (¿2030? ¿2050?) habría más escritores que lectores. Catastrófico, desde el punto de vista de las editoriales que viven de la escasez. Fantástico, desde el punto de vista de la cultura humana (porque la cultura no se crea ni se destruye: se transmite). Sería un momento álgido de la humanidad: el máximo de personas pudiendo compartir sus conocimientos con todos los demás, enriqueciendo la cultura universal hasta límites insospechados.

Por eso es por lo que decía Tim O'Reilly en la entrevista que la visibilidad es fundamental. ¿Hace falta que lo explique? No, no creo (o al menos eso espero).

Y para terminar, quería incluir el siguiente video (que también estaba en el enlace anterior, pero no quería que me lo pisara): Opposing Voices in Digital Publishing


Hay que tomarlo como lo que es, una parodia en la que se exageran cada una de las posturas. Aunque hay momentos que no consigo distinguir a la histérica escritora a la que todo el mundo "roba" de ciertos personajes del mundo real... En fin. En todo caso me parece un magnífico broche final y resumen para esta saga de entradas sobre la crisis editorial y los ebooks.

Lo que no significa que no vaya a volver a hablar de ebooks. Sólo que el enfoque, a partir de ahora será diferente. Ha llegado el momento de dejar de hablar sobre el pasado y el futuro de los libros y empezar a hacer para construir ese futuro. Y el pasado, que quede en manos de los historiadores y cronistas.

Como contaba en Internet es la mayor imprenta de la historia (y ahora sí que me cito a mí mismo):
Un e-reader, un simple e-reader con tinta electrónica, que hasta ahora "solamente" lo hemos considerado como a un mero sustituto del libro de papel, de repente se convierte en un canal de distribución de contenidos con un enorme potencial: una ventana al mundo escrito
No sé si realmente somos conscientes del potencial al ebook. Mirad, cuando me compré mi primer reproductor de MP3, no lo hice para oir música "pirateada"; ni siquiera para oir música libre. Lo hice porque en ese momento quería oir podcasts y hacer el mío propio. Cuando se empezaron a fabricar los primeros reproductores de MP3, no se hicieron pensando en los podcasts, se hicieron pensando en reproducir música. Pero luego alguien digo "¡Hey! Podemos grabar programas 'de radio' y distribuirlos en formato MP3, y cualquiera podría descargarlos de Internet y oirlos en su reproductor". Y de repente, se había creado un nuevo medio: una especie de radio a la carta con "emisoras" potencialmente infinitas. Hay podcast de los temas más peregrinos que os podáis imaginar, que jamás tendrían cabida en emisora de radio alguna (por su especificidad, especialización o simple amateurismo). Y todo eso existe gracias a una tecnología que no estaba pensada inicialmete para ello, pero que tampoco lo impedía. Y así surgieron un montón de nuevos contenidos que antes simplemente no existían porque no había un hueco para ellos.

Pues con el ebook, los e-readers y demás estamos en la misma situación: no tenemos por qué verlos como unos meros "contenedores" de los libros de papel ya existentes. Ese es el uso inicial para el que se crearon, pero los usos que les podemos dar sólo están limitados por nuestra imaginación. Alguien en algún lugar dirá (o habrá dicho ya) "¡Hey! ¿y porqué no los usamos para esto otro? ¿o de esta otra forma?". Y de repente se abrirá un nuevo horizonte de posibilidades que hasta ahora no habíamos contemplado.

Y es en esa dinámica es dónde realmente merece la pena estar. Al menos para mí, y en mi humilde opinión, es en la dinámica en la que me gustaría estar. Dejar de preocuparme de los dinosaurios en extinción para pasar a preocuparme de los mamíferos que pronto empezarán a evolucionar de mil formas distintas. Cuestión de supervivencia.

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* "y volverá a pasar" :-)

domingo, mayo 16, 2010

Open Data: ¿son los municipios pequeños los que más gastan?

Todo viene de ésta noticia artículo de opinión que aparecía en menéame: Eliminar los ayuntamientos pequeños ahorraría 20.000 millones de euros. Interesante, pero¿de dónde sale esa cifra? Mirando el artículo sólo se da el siguiente dato:

Actualmente el gasto que tienen asignado el total de las administraciones locales representa un 19,5% del gasto total del estado, con un presupuesto de 71.474 millones de euros.
Y más abajo:
en este sentido, yo pido la supresión de los ayuntamientos en poblaciones de menos de 50.000 habitantes.
Pero no dice en qué se basa para achacar el gasto a los ayuntamientos de menos de 50.000 habitantes. No da datos. Simplemente se "imagina" que los ayuntamientos pequeños son los que más gastan, y suelta su propuesta sin más. Pero ¿qué pasa si en realidad no son los ayuntamientos pequeños el problema? ¿Y si son los grandes? ¿o los medianos? No lo sabemos. Realmente no lo sabemos, así que ¿cómo demonios vamos a solucionar el problema (si lo hay)? Soluciones chapuceras, de brocha gruesa.

No he hablado en este blog todavía sobre los conceptos del open goverment y sobre el movimiento open data sobre el movimiento por la liberación de los datos públicos. Y no me quiero entretener ahora en ello, pero éste es un buen ejemplo de para qué sirve disponer de los datos abiertos, y qué se puede hacer con ellos. Así que, ni corto ni perezoso, me he puesto a buscar datos de presupuestos y habitantes de los ayuntamientos españoles. Por desgracia, los datos abiertos a nivel estatal es un campo desolador, y encontrar datos de los presupuestos en poco tiempo me ha sido imposible (aunque uno de los proyectos del Desafío Abredatos, lospresus.de emplean ese tipo de datos, así que se deben poder obtener). Donde he tenido más suerte en la iniciativa open data del Gobierno Vasco: Opendata Euskadi. Y he encontrado las siguientes fuentes:
Con lo que he obtenido una tabla con una entrada por cada ayuntamiento vasco con el gasto en euros de dicho ayuntamiento en el año 2008 (he usado el total) y el número de habitantes de dicho ayuntamiento a 31 de diciembre de 2008. Y con los dos datos, he obtenido una tercera columna que divide el gasto total entre el número de habitantes, obteniéndose el gasto medio por habitante. Los resultados los he puesto en la siguiente hoja de cálculo de Google Docs:
Podéis sacar vuestras propias conclusiones de la tabla. Lógicamente, para que fuera realmente útil habría que visualizarlo de forma más inteligente. Por ejemplo, dividir en categorías los ayuntamientos, según su población (de menos de 100 habitantes, de menos de 1000 habitantes, etc) y cuanto gasta de media cada categoría.  Otro dato interesante: ordenar de mayor a menor gasto medio los ayuntamientos de cada categoría, de forma que se vea cuales son los más "derrochones". Y más que ahora mismo no se me ocurren.

Con ese manejo de los datos en la mano, sí que se puede tratar de analizar cuál son los problemas reales en cuanto al gasto de las administraciones (locales en este caso) y dónde y de qué manera merece la pena ahorrar. Con los datos en la mano. No imaginándonos las cosas a partir de nuestros prejuicios, y proponiendo soluciones de brocha gorda.

sábado, mayo 15, 2010

El PIB es gasto

Según La Wikipedia, el Producto Interior Bruto (PIB) es "el valor monetario total de la producción corriente de bienes y servicios de un país durante un período". En mis tiempos de instituto, en la asignatura de economía, nos enseñaban a calcular el PIB como la suma de los términos C + I + G + ( Exp - Imp), donde C representa el consumo privado, I la inversión (privada), G el gasto público, y Exp e Imp las exportaciones e importaciones respectivamente.

En el artículo de Wikipedia nos explica que hay varias formas de calcular* el PIB. La más habitual sigue siendo la que emplea el método de la demanda (o sea, el gasto) explicado arriba. En realidad, eso no importa, ya que las tres formas son equivalentes. Por ejemplo, en el método del ingreso, se miden no las salidas de dinero, sino las entradas. Pero ¿es que acaso toda entrada no corresponde con una salida? Lo que es un ingreso para una entidad, corresponde a un gasto para la parte opuesta. En definitiva, que medir los ingresos es lo mismo que medir los gastos. Y en cuanto al tercer método, basado en el valor agregado, lo único que se diferencia es que se va calculando la diferencia entre ingresos y gastos en cada etapa intermedia. Pero como todos esos términos intermedios (los gastos comprando a los agentes anteriores a la cadena corresponden a los ingresos de dichos agentes, y lo mismo ocurre por el otro extremo de la cadena)  se anulan entre sí, el resultado es —o debería ser, si las mediciones fueran perfectas— el mismo.

La conclusión a la que quiero llegar es que, independientemente del método elegido, estamos midiendo lo mismo: lo que se ha producido (bienes y servicios) en el país (o area de estudio) durante el periodo de estudio, mediante el método de sumar lo que se ha pagado en ello. Lo que ha costado. En definitiva, lo que se ha gastado. El PIB mide el gasto.

El matiz no es caprichoso. Hace poco, hablando con un amigo acerca de la famosa "Y griega vasca" (el trazado del AVE) comentaba cómo se ha escogido un trazado muchísimo más caro —debido a la complejidad técnica— en vez de seguir la orografía natural de siempre (paralela a la N-1). Él achacaba la decisión a motivos políticos (no dejar a Bilbao fuera del importante eje ferroviario a Francia). Yo no estoy de acuerdo, esa no es la única explicación. Hay una razón más importante a tener en cuenta: una obra pública varias  veces más cara supone una aportación mayor al término G anterior de la fórmula del PIB. Esa actuación y otras del mismo estilo pueden ser la diferencia entre presentarse ante los electores diciendo "hemos crecido al 3%, vamos más que bien" y "hemos crecido al 0,5% estamos pasando dificultades" ¿Por cual creéis que optará el político?

Bueno, me diréis, "eso dependerá del dinero que se tiene para gastar". Claro, pero es que la cantidad de dinero que tenemos para gastar es en la práctica ilimitado. "¿Cómo?" Claro, ¿no lo recordáis? el dinero es deuda: podemos crear todo el dinero que necesitemos, mientras sea una "inversión" (genere riqueza). Y en ocasiones, ni siquiera eso: basta que podamos devolverlo a tiempo (gastamos por anticipado con ingresos del futuro). No estamos para nada limitados por el dinero disponible en este momento. Toda actuación que genere una mejora significativa, y por lo tanto un ahorro o un beneficio futuro, es una inversión amortizable y por lo tanto automáticamente merece la pena invertir en ella, así que se crea el dinero como deuda ya, y la actuación se realiza ya. No hace falta esperar y ahorrar para tener ese dinero disponible. Así que repito la pregunta: ¿por qué opción creéis que se va a decantar un gobernante, por aquella más cara, y por lo tanto "más generadora de PIB" (gasto), aunque su deuda tarde más en pagarse, o por una que a la postre dé el mismo servicio, pero sea más barata (menos gasto) y por lo tanto genere menos PIB?


Este es el meollo del asunto: si el PIB es gasto, cuando crecemos, en realidad lo que hacemos es crecer en gasto. Así que, una política expansionista del PIB como la nuestra, es en realidad una política de promoción de expansión del gasto. Miradlo de la siguiente manera: los agentes económicos,  sean públicos o privados, reciben un estímulo positivo cuando gastan ("crecemos") y negativo cuando no lo hacen ("no crecemos"). Así que el gasto se convierte en un reflejo pavloviano: se premia a aquellos que maximizan el gasto. A las inversiones más caras. A veces incluso a inversiones dudosas: inversiones de las que se espera un beneficio pero luego no resulta tal. Imagináos una ciudad que gasta una cantidad de dinero en hacer un museo de arte moderno porque espera aumentar el turismo cultural, pero no lo consigue porque otras X ciudades han hecho lo mismo, y ninguna de ellas llega a las cifras de visitantes suficientes como para recuperar la inversión. ¿Ficticio? ¡Ja!

Tal vez penséis que esto sólo ocurre con el sector público y en concreto con las obras públicas. Pues no. Está extendido tanto en el sector público como en el privado, y en todas las actividades. Seguramente lo habéis vivido u os lo han contado de primera mano, sólo que no lo habéis reconocido a primera vista. Ejemplos reales: vuestro departamento todos los años aumenta su presupuesto, aunque para ello tenga que pedir a alguno que incluya un gasto que realmente no necesitáis, pero que figure como una inversión (algún aparato instrumental caro, equipamiento informático y similares suele ser lo más habitual en estos casos). O se está terminando el año, y como queda dinero en el presupuesto asignado, "hay que gastárselo" (justificadamente, claro). Las excusas son siempre las mismas: "si gastamos de menos, el año que viene nos recortarán el presupuesto" o "como siempre dan de menos se sobredimensionó el presupuesto un X% para cubrirnos las espaldas". Y por supuesto no faltará el clásico "el resto de departamentos hacen lo mismo y no vamos a ser los tontos legales a los que no llega el reparto".

Los síntomas siempre son los mismos: gasto, gasto, gasto. Crecer, crecer, crecer, cueste lo que cueste. Es la consigna. Es el dogma. La palabra sagrada en nuestra religión del dinero: ¡que nadie ose desafiarla!

Imagináos que estimáramos el estado de salud de una persona por su peso. Una persona (adulta) raquítica, que pesara 35 kilos estaría en un lamentable estado de salud. Una persona de 70 kilos (el doble) en cambio diríamos que su salud es el doble de buena. Luego a más peso, más salud ¿no? Bien, entonces lo que necesitamos son dietas ricas en grasas saturadas, que nos permitan aumentar peso. Y cuando la persona llegue a los 210 kilos, su salud será el triple de buena que cuando pesaba 70 kilos ¿no? Pues bien, ese es el razonamiento que se utiliza en economía, sustituyendo peso por PIB. A más PIB, mejor salud económica. Porque cuando nuestra economía era raquítica, crecer en volumen de gasto la mejoró ostensiblemente. Ergo, lo que hay que hacer es seguir engordándola indefinidamente. Aunque para ello compremos cacharros "por necesidades del presupuesto" a los que escasamente les vamos a sacar rendimiento. O multiplicando por 5 o 10 el gasto en una infraestructura por un capricho político. O llenando el país de aeropuertos (¿Por qué 52? ¡Pongamos un aeropuerto en cada municipio, hasta llegar a los 8.000!). O museos, o universidades, o paseos marítimos, da igual. También podemos llenar los ríos de puentes, uno cada 100 metros, o directamente cubrirlos. Lo importante es engordar el sacrosanto PIB.

Luego, claro, las arterias están tan obstruidas que raro que no estallen.Vienen los infartos. Nos dicen que debemos reducir peso, o moriremos. Pero resulta que llevamos haciendo tanto tiempo lo mismo, que no sabemos aplicar otra receta que la de siempre. Y en ese punto estamos.

El PIB (y también sus derivados como el PIB per cápita) son indicadores bastos (con b), zafios, de brocha gruesa. En su momento sirvieron porque apuntaban en la dirección que había que ir, pero ahora apuntan en la dirección contraria. Ahora que tenemos obesidad, se convierten por si mismos en parte del problema. Necesitamos nuevos indicadores. Necesitamos nuevas referencias que nos digan si vamos en el buen camino o no. Referencias con las que no se "castigue" que un departamento se ahorre parte del presupuesto porque simplemente no ha habido lugar a usar ese dinero de mejor manera. Referencias que permitan valorar si un gobernante está aplicando y obteniendo la solución más eficiente (la de mayor relación servicios obtenidos/gasto dedicado). Indicadores que castiguen el despilfarro sin sentido, y premien aquellos que gastan más inteligentemente.

Esos indicadores no existen, están por desarrollar y son probablemente bastante complejos. Pero son necesarios ya. Hay que pasar página definitivamente de esta locura del PIB expansivo infinito como santo grial económico.

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* realmente la palabra adecuada sería "estimar", no calcular, ya que las cifras nunca llegan a ser realmente exactas

miércoles, mayo 12, 2010

Cronología política de una deflación: divide et impera

Los pasos de libro para realizar una deflación son los siguientes:

  1. Trabajadores del sector público
  2. Trabajadores del sector privado (reforma laboral)
  3. Jubilados y pensionistas (reforma de las pensiones)
En la etapa 1 los trabajadores del sector privado se alegran (pues sí, alegrarse del mal ajeno es parte de la condición humana) que no les toque a ellos (además de las típicas recriminaciones contra los funcionarios). En la etapa 2 son los los trabajadores del sector público los que se alegran ("me han metido mano al sueldo, pero por lo menos no me van a echar a la puta calle cuando les dé la gana"). Y finalmente, se les mete mano a los jubilados y pensionistas, que no pueden protestar mucho cuando los que les pagan las pensiones han sido vilmente enculados, y no van a consentir que nadie salga a protestar por sus "privilegios" a su costa.

Y ya está, deflación realizada. Divide et  impera.

Así que una vez anunciado hoy el recorte de los funcionarios (que puede que no sea el último), empezará a hablarse cada vez más de la reforma laboral, para en unos meses, bajo presiones internas y externas, sacarla adelante. Y una vez pasada la reforma laboral, se tendrá el camino expédito para la reforma de las pensiones (¿finales de éste año? ¿principios del que viene? El tiempo apremia).

No hace falta ser ningún genio ni adivino para ver el devenir de los acontecimientos. Es lo que toca. Bastante que no nos lo hagan a la griega, todo de golpe.