domingo, octubre 02, 2011

Caída y auge de proyectos abiertos

Me gustaría entresacar un fragmento de una reciente entrevista a Linus Torvalds, hablando sobre la gestión de proyectos de software libre:

“The first thing is thinking that you can throw things out there and ask people to help. That's not how it works. You make it public, and then you assume that you'll have to do all the work, and ask people to come up with suggestions of what you should do, not what they should do. Maybe they'll start helping eventually, but you should start off with the assumption that you're going to be the one maintaining it and ready to do all the work.”
“If you start off with some ‘kumba-ya feeling’ where you think people from all the world are going to come together to make a better world by working together on your project, you probably won't be going very far.”
Linus habla específicamente de proyectos de software (libre), pero yo lo extendería a todo tipo de proyectos abiertos de vocación/participación colectiva.

Por ejemplo, me trae a la memoria el proyecto Dot-P2P de DNS descentralizado y peer-to-peer del que hablamos por aquí hace menos de un año. Nació en diciembre, y consultando fechas de los históricos para febrero podríamos darlo por muerto. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Acaso se han solucionado los problemas de posible censura de dominios que fueron la causa de su origen? Que yo sepa, no. No es más que otro ejemplo de los muchos proyectos que no sobreviven a la etapa de entusiasmo inicial porque no llegan a cristalizar.

Se pueden dar múltiples razones del fracaso de ésta y otras iniciativas similares: falta de objetivos claros, falta de liderazgo (tanto en el sentido de gente que tome decisiones que hagan avanzar el proyecto como de gente comprometida a arremangarse y dedicarle horas), debates interminables por intentar contentar a todo el mundo y que acaban cansando a todos, ... El entusiasmo inicial se convierte rápidamente en decepción, y éste en abandono.


Otra trampa en la que se cae es en una especie de efecto meta: se tiene una idea, y lo primero que se hace es "vamos a montar un blog, un wiki, una lista de correo, un grupo en Facebook, una cuenta en Twitter, ..." etcétera, ectétera. El proyecto se transforma en montar y organizar las herramientas del proyecto.

Entendedme: no estoy diciendo que no haga falta ninguna herramienta (alguna tiene que haber...). Es cuando las cosas se llevan al extremo opuesto. Se tiene una idea, y se gasta un montón de tiempo en crear una infraestructura no porque se perciba que se necesite, sino porque (gracias al creciente número de herramientas disponibles) uno se lo puede permitir, en vez de guiarse por estrictos criterios de necesidad.


Esta conducta probablemente tenga mucho que ver con que, mientras se montan y mantienen las herramientas, se tiene la sensación de que el proyecto avanza hacia algún lado y se está trabajando en ello, aunque en realidad no sea así. Pero montar la infraestructura suele ser a día de hoy más sencillo que trabajar en el problema, y sobre todo una buena distracción para no tener que afrontar las discusiones y la toma de decisiones, sobre todo cuando éstas crean disensión.

Esto también se observa en que hay una fuerte tendencia a crear servicios propios en vez de reutilizar servicios de terceros. Pongo un ejemplo hipotético: imaginemos que quieres lanzar un proyecto para escribir libros de texto de educación secundaria de contenido libre mediante tecnologías wiki. Sí, se puede registrar un dominio propio, instalar un servidor de listas de correo para coordinar los distintos libros, un blog para dar las noticias, y mediawikis para el trabajo en sí. O se puede usar wikilibros (con todo el respaldo de la Wikimedia Foundation) como base y empezar a trabajo desde ya, y más adelante, si se ve que éste se nos queda corto, optar por la primera opción. ¿Cuál creéis que de las dos opciones es la más comunmente adoptada?

También hay una fuerte tendencia a empezar de cero y no aprovecharse del trabajo previo. ¡Demonios! si esa es la principal motivación de un proyecto abierto: que eres libre de usarlo por tu cuenta. En cierta manera, no es más que una variante del síndrome Not-Invented-Here, pero aplicado a  los creadores de proyectos abiertos en vez de a las empresas. El problema es que, a diferencia de la cultura empresarial, en los proyectos abiertos no sólo no existen razones para actuar así, sino que la propia naturaleza de hacer el proyecto abierto es por aprovecharse de las ventajas inherentes a esa "apertura".

Una de las características identitarias de los proyectos abiertos es precisamente la capacidad para hacer fork del mismo. Es decir, la capacidad para escindirse del mismo y tomar otra ruta distinta —ya sea porque los creadores de la excisión creen que ellos tienen una ruta más corta a la solución al problema, ya sea porque piensen que el problema a solucionar es distinto al del grupo original. Pues retomar un proyecto anterior —en vez de crear uno nuevo de cero— no es ni más ni menos que usar la posibilidad de fork, aunque en este caso no tendremos 2 ramas del mismo porque la original está extinguida. Pero el concepto es el mismo.

En los genes del fork además se lleva una característica muy importante: el revelo "generacional" de proyectos. Estoy cansado de ver proyectos muertos o agonizantes simplemente porque no ha habido nadie que haya tomado el testigo, una vez que los impulsores iniciales se han cansado o han partido hacia otros lugares. Los forks en este escenario son la posibilidad por parte de nueva gente de retomar el proyecto y volverlo a echar a andar, incluso de darle una nueva orientación más acorde con los tiempos. Aprovechándose además de todo lo hecho ("construyendo sobre hombres de gigantes") en vez de intentar reinventar de nuevo la rueda. Sin embargo, esta situación "idílica" que planteo, en el mundo real de los proyectos abiertos suele ser la excepción, y no la regla.


Proyectos como Wikipedia o Linux han conseguido aprovecharse de estas características y triunfar, pero eso no significa que no estén reinventándose y renovándose a sí mismos todos los días. En los proyectos abiertos, pese a todo lo que he escrito hasta este punto, no hay recetas mágicas, y realmente tiene más que ver con la "gestión" de personas que con otra cosas: con la capacidad de atraer y entusiasmar a los potenciales interesados, y hacerles sentir que ser participantes del mismo merece la pena. Todo lo demás son... fuegos de artificio :-)

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