El Gran Hermano Vasco te vigila
Una de las teorías conspiranoicas del documental Zeitgeist (comentado de pasada hace dos entradas) es la existencia dentro de la agenda del "gobierno mundial" de la pretensión de establecer una "vigilancia" de todas las personas mediante sistemas RFID (IDentificación por RadioFrecuencia), al más puro estilo orwelliano. Vigilancia que, con la excusa de la seguridad (frente a la "amenaza del terrorismo") no sólo no iba a provocar rechazo, sino todo lo contrario. Y como demostración veíamos la noticia (con imágenes) de un matrimonio estadounidense que se había implantado unos chips de este estilo porque consideraban que así "su familia iba a estar más segura".
Pues esto que parece un escenario de una historia de ciencia-ficción, o de chiflados paranoicos tipo Mel Gibson en "Conspiración", resulta que ocurre aquí y ahora. No hay que irse ni a la China comunista, ni a los zumbados EE.UU. post-11S.
Este año, junto a la declaración de la renta, la administración (en mi caso la Diputación Foral de Alava) nos manda una hoja explicándonos las ventajas de la nueva tarjeta ONA, una tarjeta del Gobierno Vasco que pretende integrar todos los servicios con la administración, y que entre otras cosas ofrece "chip con identificación y firma electrónica, banda magnética, antena de proximidad y código de barras". El resaltado es mío.
O sea, que quieren que vayamos por ahí con algo que nos identifica unívocamente, de forma remota. Y encima le llaman a la tarjeta "Ona" (que en euskera significa "bueno"). Joder, si es que sólo les falta que la tarjetita la emita el Ministerio del Amor.
No sé vosotros, pero yo mientras pueda no pienso llevar eso encima. Al menos mientras no me obliguen.
¡Oh! podría llegar a creer (aunque sólo con un enorme esfuerzo de suspensión de la incredulidad) que el gobierno (en este caso el gobierno vasco) tiene buena voluntad (!), pero eso no significa que no pueda existir gente con peor voluntad que no se les ocurra aprovecharse de ella. Y contra ellos estoy completamente indefenso (salvo que lleve un detector de detectores de RFID ¡que divertido!).
Por si alguien cree que estoy siendo exagerado, le revelaré que yo trabajo (entre otras cosas) con lectores de tarjetas, y una de las últimas cosas que he hecho es precisamente con un lector de proximidad.
¿Paranoias? El tiempo lo dirá.
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