martes, mayo 05, 2009

Carta personal al Parlamento Europeo

A raiz de la votación de las propuestas del paquete de telecomunicaciones en el Parlamento Europeo, se ha puesto en marcha una campaña de envío de cartas a nuestros representantes para intentar detener este desatino. A la carta abierta acompaña una carta personalizada que cada uno de nosotros rellenamos. A continuación voy a incluir la mía. Está redactada probablemente en unos términos muy duros. No lo haría, si no me sintiera tan realmente hastiado de la situación. Pero hasta aquí hemos llegado.

Estimado/a señor(a):

No le voy a aburrir con tediosos detalles acerca de la gravedad de aprobarse el paquete de telecomunicaciones puesto a votación el día 6 de mayo. Cientos de miles de conciudadanos de toda Europa ya ha puesto sobre aviso a sus respectivos representantes. Y me consta que usted ha sido también sobradamente advertido sobre las funestas consecuencias que la puesta en marcha del mismo acarrearía.

La razón de enviar esta misiva no es por tanto abundar en lo dicho, sino para destacar otro grave efecto colateral que puede derivarse de su actuación el día 6 de mayo: el contínuo deterioro de la confianza en las instituciones democráticas, y en concreto en las instituciones europeas que está (estamos) sufriendo una parte (cada vez mayor) de la ciudadanía, puede llegar a su punto culminante.

Asistimos atónitos a un bochornoso espectáculo en el cual nuestros representantes, elegidos para defender nuestros derechos, no sólo no cumplen con su cometido sino que permiten conscientemente que grupos de presión impongan sus criterios propios frente al interés general. El hecho de que personas normales y corrientes tengan que tomar iniciativas como ésta no hace más que remarcar lo kafkiano de una situación en la que los ciudadanos, sintiéndose totalmente indefensos, se ven obligados una y otra vez a recordar a sus representantes qué es lo se espera de ellos.

La participación del ciudadano en la democracia es saludable. Que los ciudadanos nos veamos en la obligación de convertirnos en expertos legales como única manera de preservar nuestros derechos y libertades fundamentales no lo es. Indica que los representantes que elegimos (y que los elegimos por eso, para delegar en ellos este trabajo) no están cumpliendo su cometido. Y si los representantes no cumplen su cometido, o bien los representantes no están bien elegidos y no merecen nuestra confianza, o bien el sistema de representación está mal diseñado y por lo tanto hay que rehacerlo para evitar que los representantes no voten y actúen de forma diferente a como lo harían sus representados, y sobre todo, en contra de sus intereses, derechos, y libertades.

En cualquiera de los dos casos, voy a estar observándoles muy atentamente en la votación del próximo día 6. Y tomaré cumpida nota de lo que allí suceda, y juzgaré si el Parlamento Europeo está formado por personas que de verdad se preocupan de los europeos y por extensión de los valores democráticos sobre los que construimos nuestro modelo de sociedad, o no lo están. En sus manos está demostrármelo.

Pero si bien la votación del día 6 tiene una importancia capital a corto plazo, lo que realmente me preocupa es el largo plazo. No quiero que dentro de un mes tenga que volver a remitirles una carta de protesta en tan duros términos como la presente. Quiero unos representantes que de verdad sienta míos. Quiero unos representantes de los que enorgullecerme, y no sentirme abochornado, cuando no receloso. En definitiva, quiero unos representantes que me hagan sentir como si realmente yo estuviera allí defendiendo mis opiniones, delante del resto de los ciudadanos europeos.

Es tarea de ustedes que de una vez por todas se corte de raiz esta situación. Ustedes, y sólo ustedes tienen la capacidad de hacerlo. De dejar inequívocamente claro a todos los grupos de presión que no van a consentir ni la más mínima lesión a derechos fundamentales como la libertad de expresión, la privacidad en las comunicaciones o el derecho a una tutela judicial efectiva. Que ¡por favor!, son derechos que ha costado cientos de años, y un reguero interminable de sufrimiento y muertes conseguirlo. Deberían estar echando a puntapiés a toda esa caterva sólo por atreverse a insinuarlo, y sin embargo mire a la situación a la que hemos llegado.

Y si mi alegato anterior no ha servido aun para transmitirles mi seria preocupación, mi enorme enfado, y mi profundo hastío, me permito recordarle que, como César, usted también es un hombre o mujer, y que por lo tanto va a estar sujeto a las mismas leyes que ahora debe votar. Juzgue si de verdad quiere estar en tal situación.

Atentamente,
Los que estéis al tanto de estos temas, supongo que comprenderéis (y compartiréis) mi enfado. A otros les parecerá que exagero y dramatizo. En cualquier caso, vosotros mismos podéis participar (ya queda muy poco) enviando vuestras propias cartas.

3 comentarios:

átopos dijo...

No puedo estar más de acuerdo con tu carta. Y no me parece para nada dura. Todo lo contrario. Es una deferencia tomarse la molestia de escribir para quien por lo común no está dispuesto a escuchar nada de sus supuestos representados, como los hechos demuestran una y otra vez.

Las cosas pintan mal. Este tipo de planteamientos a nivel europeo, o las sinrazones que parece vamos a vivir pronto en nuestro propio suelo con la ocurrente "innovación tecnológica" en los centros educativos.

La sensación es la de estar siempre luchando a brazo partido con quien se supone debería estar de nuestro lado, en éstos ámbitos y en el resto de cuestiones que incuben a cualquier ciudadano y hombre en general.

Si me permites voy a ser un poco "más duro" que tú.

Sencillamente, el modelo de democracia actual no funciona, porque está basado en presupuestos antidemocráticos. Democrático sería, como mínimo ---si aceptamos una democracia representativa, que ya es mucho aceptar---, la posibilidad de elegir abiertamente a nuestros representantes y no la de seleccionarlos de entre los que constan en una lista cerrada, elaborada por determinados grupos de poder (los partidos políticos y sus financiadores). Estamos, por tanto, ante una oligarquía encubierta que nos vemos obligados a refrendar cada vez que votamos, en la ilusión de que vivimos en democracia.

¿Qué opciones tenemos? Creo que la única verdaderamente eficaz a largo plazo es la movilización global de los individuos, cuyo primer paso, naturalmente, es crear un estado de opinión. No podemos ser demasiado optimistas respecto a sus logros a corto plazo. Es más, paradójicamente, las batallas perdidas en lo que denominé antes la lucha a brazo partido, pueden tener un efecto contrario al esperado, aumentar el malestar de la mayoría de los ciudadanos hasta tal punto que estos empiecen a reclamar de forma continua y fuera de la lógica de los partidos y de las votaciones un cambio de paradigma.

Esto no es algo distinto de que lo sucede ya en otros ámbitos, por ejemplo, en el software libre.

Creo enormemente en la creatividad de las personas, y aún me queda alguna esperanza en relación con lo que éstas pueden producir, a pesar del adocenamiento al que se ven sometidas por los medios controlados por los citados grupos. Los resultados no los veremos de un día para otro, ojalá los vean los nietos de nuestros nietos, pero cualquier propuesta en esta dirección ---y empezar a pensar y a decir lo que hay que decir, como tú ahora, es una de ellas--- posee un valor incalculable.

Salmonoide dijo...

Bueno, yo no me he extendido tanto, y he sido sensiblemente más suave, pero básicamente vengo a decir lo mismo:


"Miembros del Parlamento Europeo, me dirijo a vosotros para haceros llegar esta carta abierta, a la que poco se puede añadir.

No obstante, si quiero añadir una pequeña cosa. Soy nuestros representantes. Vuestro trabajo es hablar por nosotros, cuidar nuestros intereses. Un buen representante hace que su representado sienta que es como si él mismo estuviera allí.

Os pido que analicéis en conciencia que es lo que quiere el colectivo que representais. Qué votaría cada uno de nosotros de estar allí, y obréis en consecuencia.

Un saludo."

Javier Cantero dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios átopos y Salmonoide. Muchas veces lo que nos mantiene en pie es saber que tenemos muchos y buenos compañeros a nuestro lado. Da sentido a nuestra lucha.