miércoles, enero 18, 2006

Roma, la serie

Estaba esperando la conclusión de Roma (la serie emitida por Cuatro) para hacer el dictamen definitivo, para no caer la tentación de hacer un juicio apresurado. Y acaba de hacerlo hace breves minutos.

Magníficas interpretaciones, soberbia ambientación (ver ese Foro Romano tiene que poner los pelos de punta a los historiadores), superlativa factura técnica. Incluso el momento histórico elegido es intachable. Pero (siempre tiene que haber un pero)...

O sea, que la República Romana cayó por culpa de una discusión de juego de un legionario pendenciero. Y que a César lo mataron por los celos de un centurión cornudo. Vamos, que la historia, una cadena increible de coincidencias peregrinas, como si fuera el guión de un típico sit-com americano.

Me da igual que los productores quieran atraer al público general abusando de violencia y sexo. Comprendo que sea difícil meter personajes de distintos extractos sociales, y que por querer ambientarlo todo y a todo los niveles (se ha pasado de ambiciosos) se tomen ciertas libertades. Pero me molesta profundamente que conviertan un suceso histórico gestado durante cien años de guerras civiles, alzamientos y traiciones en algo fruto del puro azar.

Seguramente la historia pueda verse afectada por sucesos aparentemente triviales, pero no en una escala significativa. La República no cayó porque unaa pelea en el Foro no permitiera el veto de Marco Antonio. Primero, es dudoso que ocurriera así. Segundo, si hubiera existido volutad de arreglarlo se hubiera arreglado (los romanos no eran de los que se adhieren a la letra de las leyes, más que nada porque la mayoría de ellas no estaban escritas, sino que eran fundamentalmente costumbres: la Mors Maiorum).

La República cayó porque la oligarquía senatorial era inoperante. Las peleas entre facciones en el Foro ocurrían desde tiempos de los Gracos, y habían alcanzado su cenit en los años previos. Las revueltas, conspiraciones, purgas políticas y marchas contra Roma habían sido el pan nuestro de cada día en los últimos años, y sólo la poderosa alianza de Pompeyo, César y Craso (el
Primer Triunvirato) había frenado una situación prerrevolucionaria, casi de guerra civil. Cuando el acuerdo saltó por los aires, el proceso se aceleró, y no terminó hasta que Octavio (luego Augusto) acaparó el poder absoluto en el 27 a.C. convirtiéndose en el primer emperador romano (según nuestra denominación claro).

Hay otra cosa que me molesta, y es que parece ser que estamos condenados a sufrir el "síndrome Suetonio" en toda serie sobre Roma que se precie. Suetonio fue un escritor romano conocido por su "Vida de los doce césares", obra en la que hace la biografía de los primeros emperadores, fundamentalmente de la llamada dinastía Julio-Claudia. Pues bien, Suetonio escribía lo que ahora denominaríamos "prensa amarilla", más sobre chismes con poco fundamento que verdadero "periodismo". Esto no sólo era más popular entre las clases bajas, siempre encantadas de opinar mal de sus gobernantes, sino que coincidía con la postura de los ricos oligarcas senatoriales (entonces los escritores vivian del mecenazgo) que aun suspiraban por la perdida Republica, donde podían mangonear a su antojo --aunque por supuesto, jamas osaron volver a enfrentarse al emperador.

Los escritos de Suetonio, junto a otros similares de escritores como Tácito "curiosamente" son de los pocos supervivientes de la Edad Media. Y digo curiosamente, porque sus custodios (la Iglesia) demonizó a los primeros emperadores romanos (entre otras cosas porque Jesús de Nazaret murió en tiempos de Tiberio, y de hecho Dante situaba a este emperador en el más profundo de los infiernos. Así que los escándalos de Suetonio era conveniente que se conservaran, mientras que cualquier escrito ensalzando la figura de estos emperadores es muy probable que hubiera sido desechado por "pagano".

Cuando Robert Graves escribió "Yo, Claudio", se basó fundamentalmente en Suetonio. Así que no es de extrañar que la familia Julio-Claudia fuera representada como el colmo de la corrupción. Imagen que aun se potenció más si cabe en la versión para la pequeña pantalla.

Algunos historiadores actuales han intentado revindicar la figura de estos emperadores (recomiendo, por ejemplo Los doce Césares, de Alan Massie, como ejemplo de este revisionismo). Pero ya es imposible cambiar la imagen que la mayor parte de la población tiene del Imperio Romano y de sus emperadores. Esta nueva serie no ha hecho más que volver a incidir en la misma leyenda negra.

Actualización: Curiosidad. Resulta que los nombres Lucio Voreno y Tito Pullo están sacados de los dos centuriones citados por Julio César en La Guerra de las Galias. (vía meneame). Como para acordarse de ellos...

Actualización 2: Buscando en "César" de Colleen McCullough --porque me sonaba algo--, los he encontrado en la página 92 (versión tapa dura), como el centurión primipilus --primera lanza-- Tito Pulón y su pilus prior confederado Lucio Voreno. La competición entre ambos aparece en la página 100.

Actualización 3 (vale, ya no pongo más :-) ): otras opiniones en esta historia de la bitácora de Rafa Marín.

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