Podcasting en las aulas
En esta historia de Slashdot, un trabajador de una gran universidad americana cuenta como se están publicando podcasts de las clases que se imparten, con el objetivo de que los alumnos puedan repasarlas a posteriori. A continuación, pregunta a la audiencia por métodos "para que sólo los alumnos que asistieron puedan acceder a los podcasts". Anonadado.
Esta historia me retrotrae a mis tiempos de estudiante, hace ya más de un decenio. Cuando en clase de Algebra terminábamos con la mano dolorida de tanto copiar teoremas y demostraciones en la pizarra (tiene mérito derrotar a un centenar de alumnos cuando tú escribes en una pizarra y ellos en papel; si no recuerdo mal, le pusieron de mote Terminator).
¡Que afición la de algunos profesores de convertir las clases en meros ejercicios de dictado de hora y media de duración! Siempre he pensado que un profesor tiene que recurrir a esos trucos para lograr que sus alumnos acudan a clase es que es muy mal docente. Sin embargo, ello no ha impedido que haya pasado muchas horas copiando y copiando como un vulgar mecanismo. Teniendo en cuenta que me costaba 240 kilometros de viaje diarios, tres horas y media subido en un autobús todos los días, la asistencia a las clases, comprenderéis que no guarde mucho aprecio de mi paso por la universidad. Aunque sería injusto generalizar, sobre todo cuando uno de los tres departamentos que tenía mi facultad --el de arquitectura y tecnología de computadores-- siempre ofertaba unos apuntes curradísimos en sus asignaturas, y encima no teníamos que pagar ni las fotocopias. ¿Será casualidad que siempre hayan sido las asignaturas que más me han motivado y mejores notas he sacado?
Otros compañeros de autobús que asistían a las mismas asignaturas solían turnarse: una vez iba una, otra vez iba a otra a coger los apuntes. Estos de derecho lo tenían bien montado, al parecer sus clases se reducían a tomar apuntes, y al menos eran lo suficientemente sensatos/as para no perder el tiempo miserablemente más de lo estrictamente necesario.
Cerca del campus siempre suele haber tiendas de reprografía a disposición de los alumnos, para hacerse las consabidas fotocopias de los apuntes. Pero aquello era demasiado: al entrar a aquella enorme copistería un cartel dominaba sobre todo: "El Economato del Apunte". Así como lo leéis. Encima de un conjunto de casilleros donde se podían leer "Derecho Romano 1º", "Derecho Internacional 4º". Recuerdo también una escena donde, esperando para fotocopiar algo, aparecía un pavo y le preguntaba al dependiente sobre alguna asignatura, a lo que este le contestaba que no, que el profesor estaba dando nuevos apuntes. ¡Sabía más que el alumno de la marcha de las clases!
Contraseñas que se dan al final de la clase para acceder al podcast, o sólo dar permisos de acceso al podcast a los que asistieron a la clase, pasando lista. Da igual el método que se emplee: si pasarse apuntes ha sido siempre una práctica habitual ¿alguien se cree que no se van a pasar los podcasts? Si circula todo tipo de material ilegal por ahí, ¿no va a circular eso? ¡Venga ya!
Si se desea que un alumno asista a una clase, hay que ser capaz de aportarle ese "plus" que significa la lección presencial, esa interactividad que te aporte algo más que simple leer un texto. Y desde luego, no hacerles realizar una tarea que no aporta absolutamente nada como dictar apuntes (¡grrrr!).
Al final, me he dado cuenta que me he convertido en un autodidacta. No de todo hay buenos libros de texto, sin embargo suelen estar infravalorados. He llegado a aprobar asignaturas sólo con la ayuda de un libro de texto (mejor dicho, "El Libro de Texto") y sin aparecer por clase. Requiere de más esfuerzo por tu parte, pero los conocimientos adquiridos no son menores, al contrario. Jamás me he sentido en inferioridad, ni el día del examen, ni después (que es cuando empieza el verdadero examen).
No hay comentarios:
Publicar un comentario