sábado, mayo 30, 2009

La creación cultural como impuesto

Supongamos que aceptamos que la cultura es un bien general por el que hay que "pagar". Pero "pagar" automáticamente no tiene por qué significar dinero. Por ejemplo, la defensa es un bien general, y hasta hace bien poco eso significaba que todos los ciudadanos tenían que entregar un periodo de su vida y dedicación al ejército (el servicio militar obligatorio). La "mili" también era un "impuesto" del Estado, sólo que era un impuesto "en especie", no dinerario.

Pues bien, he aquí una propuesta alternativa (y provocativa, espero): si la cultura es un bien general por el que se ha de pagar, que se pague. Pero que se pague en forma de creaciones culturales. Cada ciudadano de éste país entre una franja de edad mínima y máxima (es decir, excluyo a los niños y también a los jubilados) tendría la obligación de entregar anualmente una cierta cantidad de obras culturales (no especifico que tipo de obras) a un fondo común estatal a partir del cual todos los ciudadanos tendrían del derecho no sólo a disfrutar de la obra, sino incluso a realizar obras derivadas de las mismas (formando parte estas mismas obras derivadas automáticamente del mismo fondo*). Sería como una especie de "dominio público", pero sin la posibilidad de sacar cosas de ese dominio público.

De esta forma sí que podríamos hablar de un "patrimonio nacional cultural". O puesto de otra forma, si se quieren convertir las obras intelectuales en "propiedad", entonces habrá que definir claramente cuál es el espacio de la propiedad intelectual pública y cuál el de la propiedad intelectual privada. Porque si no, nos encontraremos aberraciones como que se tome continuamente propiedad intelectual pública y se privatice por la cara.

O dicho en román paladido: o jugamos todos, o la puta al río.

No me voy a meter a discutir como se gestionaría este "impuesto cultural", si sería progresivo (respecto a las creaciones culturales privadas) o igualitario, como se cuantificaría o cualificaría la "tasa" a satisfacer, etc. Eso, si queréis, lo podemos discutir como un ejercicio de prospectiva. Lo que me interesa es hacer ver que si realmente se quiere hacer valer el concepto de "propiedad intelectual", este tiene muchísimas implicaciones que ni siquiera se han esbozado. Implicaciones que en ningún momento han enfrentado o considerado los actuales postulantes de la "propiedad intelectual". Lógico, cuando sólo se está en una postura por el negocio, y en ningún momento se consideran los aspectos éticos, políticos o legales de la misma.

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* Similar a cómo funcionan las licencias libres víricas tipo GPL o CC-SA, vamos.

miércoles, mayo 27, 2009

El futuro de los libros

Cuando se habla del futuro de los libros, se obvia el hecho que el libro es un "contenedor" que sirve a muchos propósitos diferentes. No es lo mismo una guía de viajes que un libro de texto, aunque ambos sean técnicamente libros. Así que para analizar el futuro del libro, hay que hacerlo caso a caso, viendo las particularidades que se pueden presentar:

  • Libros de texto: son los primeros que tienen todas las papeletas para desaparecer. No hay más que recordar la última propuesta política de dotar a cada alumno de un portátil para entender por donde van los tiros. Para empezar, porque el objetivo es la enseñanza, y el libro de texto no era más que una herramienta más. Ahora que la educación requiere cada vez formas más complejas de transmitir el conocimiento (p. ej. formatos audiovisuales, animaciones), más interactividad (autoevaluación, clases más allá de la clase -física-), contenidos cambiantes, personalizables (adaptar la enseñanza a cada tipo de alumno), etc está claro que el libro de texto tradicional es una herramienta tremendamente limitada -y cara- para lo que está requiriendo la enseñanza actual.
  • Libros de consulta: ¿Realmente hace falta explicar por qué las enciclopedias de papel no tienen futuro? (de hecho, no tienen presente ¿cuando fue la última vez que se presentó en su casa un vendedor de enciclopedias?). El libro de consulta simplemente no puede competir con el volumen de información y la potencia de búsqueda y relación de Internet. Los únicos que pueden competir son monografías muy especializadas, que son precisamente las menos rentables para editar en papel, dada sus pequeñas tiradas. En ese caso, ebooks e PoD (impresión bajo demanda) serían los medios lógicos. En este apartado se incluyen también los diccionarios de todo tipo.
  • Libro técnico: El libro técnico (especialmente en la informática) generó estos últimos años un gran mercado. Mercado que está desapareciendo. Las razones: libros caros, especializados y normalmente de poco tiempo de vida (nuevas versiones, nuevas herramientas, etc los hacen obsoletos rápidamente). El manual de referencia ha sido sustituido por el manual online (mismo efecto que los libros de consulta), y los libros de trucos y consejos, por foros donde se consultan las dudas. Las editoriales técnicas saben que el cliente busca cada vez una formación más personalizada, y están actuando en consecuencia. También es un mercado ideal para el ebook.
  • Mapas y guías de viaje: ¿Alguien dijo GPS? En cuanto a las guías de viaje, aparte que el GPS está avanzando en esa línea, incorporando guías de restaurantes, hoteles, etc, Internet Móvil + geolocalización están a la vuelta de la esquina.
  • Libros de cocina: Me temo que la combinación Internet+impresora hará daño (al fin y al cabo, uno quiere una receta cuando la quiere) aunque es posible que perviva un pequeño nicho de mercado durante un buen tiempo.
  • Libro de autoayuda, libros religiosos: La Biblia, El Corán, y ¿Quién se ha llevado mi queso? se seguirán editando en papel. :-P
Si se os ocurre alguna categoría más, me la decís y la añado.

La novela y el ensayo los he dejado deliberadamente aparte puesto que sobre ellos ya he hablado en muchas ocasiones. Y volveré a hablar. Pero es importante señalar que novela y ensayo no son más que una tarta del pastel editorial, y otros trozos antes jugosos, ahora están seriamente amenazados o directamente en vías de extinción.

lunes, mayo 25, 2009

Reciclaje de propaganda electoral

Ahora con las elecciones, nos llegaran montones de papeles inservibles a casa. Como no está la economía como para ir derrochando, y el papel en cuestión es demasiado áspero como para limpiarse el culo con él, lo mejor es aprovechar las papeletas para hacerse unas cuantos papelitos para tomar notas. El proceso es sencillo, ya que se pueden aprovechar las propias dobleces:

Una vez apiladas en montones que se puedan cortar, no nos queda más que aplicar la tijera por la doblez. Cualquier tijera de papelería nos sirve:


¡Y ya tenemos las notas listas para utilizar!

Este ha sido nuestro briconsejo de hoy.

(Ahora sólo queda encontrar algún uso para los sobres electorales. ¿Alguna propuesta?)

domingo, mayo 24, 2009

Carta de un carretero a Henry Ford

Muy señor mío:

Han llegado noticias a nuestro pequeño pueblo de su pretensión de dotar a cada uno de los ciudadanos de este país de uno de sus llamados "automóviles". Como profesional dedicado al transporte de personas y mercancías durante más de 30 años, me permitiré darle un consejo que le evitará perder, además del tiempo y la ilusión, grandes cantidades de dinero en esa alocada pretensión suya. Porque, permítame informarle, su empresa está abocada al fracaso.


El carro, en sus diferentes encarnaciones, ha sido nuestro compañero de viaje durante millares de años, y no por casualidad. A su fácil construcción y mantenimiento se le une su infinita autonomía. En efecto, con mis animales, sean caballos, mulos o bueyes, puedo recorrer cualquier distancia siempre que las montañas, los ríos, los desiertos o el mar no me impidan pasar. He sido informado que sus "automóviles" usan algo llamado "motor de explosión" (ya de por sí el nombre no dice nada bueno) alimentado por petróleo. Pues bien, mientras mis animales pueden detenerse y pastar prácticamente en cualquier prado, o conseguir forraje en cualquier granja, difícilmente va a lograr usted que en cualquier lugar sus máquinas consigan la sustancia que necesitan para su funcionamiento. A ello hay que añadir que, en caso de avería o problema, no podrán ser fácilmente reparadas, pues permítame dudar que haya suficiente número de gente por todos los rincones del país con la formación necesaria que requiere maquinaria tan compleja, mientras que yo siempre encontraré en cualquier población, aun las más humildes, un herrero con que herrar mis caballos, o un carpintero que me sustituya un eje o una rueda rota.


Pero la razón fundamental por la que su negocio está destinado al fracaso no reside en meras cuestiones prácticas, sino en el corazón de las personas. Dudo mucho que una persona cabal esté dispuesta en montar en una máquina "explosiva". Construida con materiales como el vidrio o el acero. Mis compañeros y yo (y sin duda nuestros clientes) seguiremos prefiriendo la textura de la madera bajo nuestras posaderas, el viento en nuestra cara, la suavidad del cuero de las riendas, o familiar olor de nuestros animales, a esas maquinarias sin alma ni vida que usted pretende que las sustituyan. Máquinas que impiden disfrutar de un tranquilo paisaje o de los hermosos sonidos de la naturaleza de los que uno puede disfrutar en un relajante viaje en carruaje. Maquinaria ruidosa y que expulsa desagradables gases (me aseguran) fruto de las explosiones.


Mis compañeros de profesión saben sin duda como yo que su máquina no contará con el favor popular, y está condenada al fracaso. Por lo tanto, realmente no lo consideramos a usted competencia o un motivo de preocupación para nuestra profesión. Sin embargo, como me apena ver que hombre tan talentoso se esfuerza vananmente en proyecto de tan poco futuro, no he podido resistir el impulso de advertirle de ello.


Sin otro particular, se despide atentamente

El cambio que provoca una tecnología es siempre traumático. Siempre genera un movimiento de reacción rechazándola (de ahí la palabra "reaccionario", como sinónimo de aquel que se opone a los cambios), hasta que llega un punto en que la tecnología es ampliamente adoptada. Mientras tanto, en ese interím, siempre habrá quien use todo tipo de argumentos para tratar de desprestigiar las novedades.

La carta de arriba es totalmente fictícia, pero bien podría haber sido real. Hoy en día, sus argumentos, a la vista de lo ocurrido en el último siglo, nos resultarán seguramente risibles. Sin embargo, hoy en día vemos utilizar argumentos similares en las discusiones entre ebooks (libros electrónicos) y pbooks (libros de papel). Se apela al sentimentalismo ("el olor del papel", "el tacto del papel"*), a la tradición, a que el libro es una tecnología duradera (el papiro y el pergamino también lo fueron), a la facilidad de uso, ... Argumentos similares a los que este hipotético carretero expone al constructor de automóviles. Este texto pretende simplemente que el lector se cuestione cuales de esos argumentos son simplemente prejuicios provenientes de no conocer otra cosa, y cuales encierran el gérmen de lo que será algo a lo que la propia tecnología emergente deberá dar respuesta, ahora o en el futuro.

Sin embargo, el cambio... el cambio es inevitable. Tal vez la transformación no será como nos la imaginamos ahora mismo, pero sin duda será. El progreso se abrirá paso de alguna manera, tal y como ha hecho hasta ahora.

Tiempos interesantes...

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* ¿Por qué no el sabor del papel, ya puestos?

jueves, mayo 14, 2009

Yo y el "twitter"

Por si alguno de los (escasos) lectores habituales aun no se ha enterado (que me extraña), sabed que también me podéis seguir en twitter. De hecho estoy muy activo allá (supongo que al menos mientras dure la fiebre inicial que nos entra a todos cuando empezamos en un lugar nuevo).

¿Por qué me resulta interesante Twitter?. Algunas ideas:

  • Release early, release often: el viejo adagio del open source que Eric S. Raymond popularizó en su ensayo "La Catedral y el Bazar". Y es que el hecho de tener que restringirte a un tamaño tan pequeño (140 caracteres máximo), tiene sus inconvenitentes pero tiene una ventaja innegable: es muy cómodo y rápido de hacer. En cambio para hacer esta entrada, he tenido que ponerme dos veces con ello (la primera una interrupción, y luego se ha quedado en borrador un par de días).
  • Conversacional: en ciertos momentos (o aspectos), es como estar en un chat, donde ves fluyendo lo que van contando los demás justo en ese momento, pero que incluso puedes seguir/interactuar en diferido (cosa que con el chat no puedes). Y además es un chat global, no está segmentado por temas, sino por personas: tú eliges a quien quieres escuchar (pero no eliges quien te puede escuchar).
  • El carácter conversacional da pie a tomarlo como una charla informal y distendida de temas que te interesan, más que en centrarte en hacer un análisis profundo y meditado sobre un tema (que es lo que en cierta forma te "exige" una entrada de un blog).
  • Diálogo desestructurado: los temas aparecen y se esconden cual Guadiana a golpe de actualidad, aunque permanecen como "ruido de fondo": siempre los puedes retomar cuando haya cosas nuevas que aportar/cuando tengas tiempo o ganas. Para los que somos muy dados a la procastinación nos viene al dedillo un sistema que se adapta a lo "caótico" de nuestro comportamiento (por el lado malo: no nos obliga a disciplinarnos como lo hacen otras herramientas que exigen un discurso mucho más estructurado, como el blog).
  • Brainstorming solipsista: me encanta lanzar ideas (incluso ideas locas o en fase embrionaria) como si fuera la pared de un frontón para que reboten y vuelvan. Aunque no le interesen a nadie. xD
¿Por qué no lo he usado antes? Bueno, la primera vez que oí hablar del concepto de microblogging lo asocié directamente a lo que hacían algunos blogs del principio de los tiempos, que consistían fundamentalmente en un bombardeo contínuo de frase+enlace, como si fuera literalmente un cuaderno de bitácora donde uno apuntaba cada enlace de su interés por el que navegaba. Yo he sido siempre más del, ejem, no sé como llamarlo, la opción "generar contenido", que puede ser original o reelaborado, pero que trataba de aportar un valor añadido a cada entrada de un blog, no simplemente servir de hub de distribución de enlaces. Más que nada, porque para eso cada vez hay mejores herramientas, empezando por Google. Si Twitter sólo fuera eso (distribuir enlaces), no lo utilizaría. No me molesta que otros lo hagan, y yo lo hago cuando creo que merece la pena, pero sería una herramienta que aporta muy poco si se limitara a eso. Afortunadamente, no lo es.

Tampoco lo utilizaría como especie de diario donde contar mi vida en directo. Yo particularmente no seguiría a nadie que sólo se dedicara a decir "llegando al aeropuerto", "en la T4", o "saliendo del hotel". Twittear desde el móvil como si fuera un sistema de geolocalización para nuestra legión de seguidores puede alimentar el ego de famosos y aspirantes a famosos, pero a mi particularmente no me aporta nada. Lo cual no quiere decir que porque alguien diga de vez en cuando algo por el estilo, me moleste. Depende de lo que sea, puede servir hasta para dar pie a comentar algo. Y la clave, en mi modesta opinión, de Twitter, es precisamente esa: comentar, conversar, dialogar. Todo lo que de pie a ello, vale.

Sea aqui, en Twitter, o donde sea, lo que está claro es que la conversación debe continuar. Estás invitado a ella.

Bonus: un gráfico que he sacado de Twitter, y que me ha encantado: theconversationprism.com.

domingo, mayo 10, 2009

La crisis (intelectual) del periodismo

El artículo de El País de hoy acerca de la crisis del periodismo merecería una larga disección con la que sacar los colores a tamaño despropósito. Un artículo que se envuelve primero en un halo de imparcialidad, para en su segunda parte conjurar a todos los espíritus corporativistas de la profesión en pos del milagro de la salvación de la prensa escrita.

No tengo mucho tiempo para hacer tal disección. Tal vez lo primero que habría que explicarle al redactor del artículo es la diferencia entre un medio de comunicación y la plataforma física sobre el que se plasma. El periodismo no deja de ser periodismo, ni se contamina, si en vez de plasmarse por escrito en pulpa de papel, se transmite en forma de bits a través de un satélite o sistema terrestre. O dicho de otra forma, no creo que sus compañeros periodistas de Cuatro (TDT), Digital+ (satélite) o El País digital (Internet) hagan menos "periodismo" por no hacerlo sobre un papel. El problema de que distribuir noticias en papel de forma diaria no sea rentable es un problema de las imprentas, no de los medios de comunicación, que pueden elegir los canales que más favorables les sean para ellos y sobre todo para sus clientes, que son los que pagan el sobrecoste.

Pero dejando de lado todas estas obviedades sobre las que naturalmente, no van a hacer caso (el objetivo de ese artículo es lloriquear un poco, porque ya se sabe que "el que no llora no mama", no buscar las verdaderas razones de la crisis y sus posibles salidas), me gustaría centrarme en este trozo en concreto:

¿qué pasa si la gente cambia de hábitos? Todo el mundo parece suponer que, dado que los jóvenes de 20 años no leen en papel, los que hoy tienen ocho años también optarán por una pantalla digital como su método favorito de comunicar con la gente y enterarse de lo que pasa en el mundo. Pero, ¿qué ocurre si los niños de hoy se rebelan contra el onanismo dominante en las actuales generaciones jóvenes y buscan un contacto táctil y visual con personas no virtuales, sino físicas? Facebook y otras variantes de redes sociales podrían llegar a considerarse lastimosamente démodés de aquí a diez años.
Pero vamos a ver, ¿exactamente de que cueva han sacado al periodista este? Porque tiene bemoles lo que está diciendo. O sea que, una generación que se está literalmente formando delante de la pantalla de la televisión (son los que más horas diarias consumen con diferencia), de los móviles, de los ordenadores, que basan todo en lo audiovisual, y que no hace falta ser un genio para saber porqué les llaman la generación HOYGAN, por arte de birlibirloque de repente se van a poner a leer periódicos cuando hasta los libros de texto ahora se les sobrecargan de gráficos, esquemas y dibujos para que se les haga más digeribles. Para definir este grado de candidez el término wishful thinking se queda muy muy corto.

La crisis del periodismo, que es una cosa bastante distinta de la crisis de la prensa, reside en el naufrágio intelectual de algunos de los que ahora lo oligopolizan. La crisis reside en darle la palabra a un periodista para que opine sobre el futuro del periodismo, como si uno pudiera ser a la vez parte y juez imparcial. La crisis del periodismo reside en contar mentiras que no se creen ni los propios que las cuentan. La crisis del periodismo reside, en definitiva, en los periodistas de aquí y ahora, y no en la necesidad de estar informados ni en los formatos con lo que eso se haga.

martes, mayo 05, 2009

Carta personal al Parlamento Europeo

A raiz de la votación de las propuestas del paquete de telecomunicaciones en el Parlamento Europeo, se ha puesto en marcha una campaña de envío de cartas a nuestros representantes para intentar detener este desatino. A la carta abierta acompaña una carta personalizada que cada uno de nosotros rellenamos. A continuación voy a incluir la mía. Está redactada probablemente en unos términos muy duros. No lo haría, si no me sintiera tan realmente hastiado de la situación. Pero hasta aquí hemos llegado.

Estimado/a señor(a):

No le voy a aburrir con tediosos detalles acerca de la gravedad de aprobarse el paquete de telecomunicaciones puesto a votación el día 6 de mayo. Cientos de miles de conciudadanos de toda Europa ya ha puesto sobre aviso a sus respectivos representantes. Y me consta que usted ha sido también sobradamente advertido sobre las funestas consecuencias que la puesta en marcha del mismo acarrearía.

La razón de enviar esta misiva no es por tanto abundar en lo dicho, sino para destacar otro grave efecto colateral que puede derivarse de su actuación el día 6 de mayo: el contínuo deterioro de la confianza en las instituciones democráticas, y en concreto en las instituciones europeas que está (estamos) sufriendo una parte (cada vez mayor) de la ciudadanía, puede llegar a su punto culminante.

Asistimos atónitos a un bochornoso espectáculo en el cual nuestros representantes, elegidos para defender nuestros derechos, no sólo no cumplen con su cometido sino que permiten conscientemente que grupos de presión impongan sus criterios propios frente al interés general. El hecho de que personas normales y corrientes tengan que tomar iniciativas como ésta no hace más que remarcar lo kafkiano de una situación en la que los ciudadanos, sintiéndose totalmente indefensos, se ven obligados una y otra vez a recordar a sus representantes qué es lo se espera de ellos.

La participación del ciudadano en la democracia es saludable. Que los ciudadanos nos veamos en la obligación de convertirnos en expertos legales como única manera de preservar nuestros derechos y libertades fundamentales no lo es. Indica que los representantes que elegimos (y que los elegimos por eso, para delegar en ellos este trabajo) no están cumpliendo su cometido. Y si los representantes no cumplen su cometido, o bien los representantes no están bien elegidos y no merecen nuestra confianza, o bien el sistema de representación está mal diseñado y por lo tanto hay que rehacerlo para evitar que los representantes no voten y actúen de forma diferente a como lo harían sus representados, y sobre todo, en contra de sus intereses, derechos, y libertades.

En cualquiera de los dos casos, voy a estar observándoles muy atentamente en la votación del próximo día 6. Y tomaré cumpida nota de lo que allí suceda, y juzgaré si el Parlamento Europeo está formado por personas que de verdad se preocupan de los europeos y por extensión de los valores democráticos sobre los que construimos nuestro modelo de sociedad, o no lo están. En sus manos está demostrármelo.

Pero si bien la votación del día 6 tiene una importancia capital a corto plazo, lo que realmente me preocupa es el largo plazo. No quiero que dentro de un mes tenga que volver a remitirles una carta de protesta en tan duros términos como la presente. Quiero unos representantes que de verdad sienta míos. Quiero unos representantes de los que enorgullecerme, y no sentirme abochornado, cuando no receloso. En definitiva, quiero unos representantes que me hagan sentir como si realmente yo estuviera allí defendiendo mis opiniones, delante del resto de los ciudadanos europeos.

Es tarea de ustedes que de una vez por todas se corte de raiz esta situación. Ustedes, y sólo ustedes tienen la capacidad de hacerlo. De dejar inequívocamente claro a todos los grupos de presión que no van a consentir ni la más mínima lesión a derechos fundamentales como la libertad de expresión, la privacidad en las comunicaciones o el derecho a una tutela judicial efectiva. Que ¡por favor!, son derechos que ha costado cientos de años, y un reguero interminable de sufrimiento y muertes conseguirlo. Deberían estar echando a puntapiés a toda esa caterva sólo por atreverse a insinuarlo, y sin embargo mire a la situación a la que hemos llegado.

Y si mi alegato anterior no ha servido aun para transmitirles mi seria preocupación, mi enorme enfado, y mi profundo hastío, me permito recordarle que, como César, usted también es un hombre o mujer, y que por lo tanto va a estar sujeto a las mismas leyes que ahora debe votar. Juzgue si de verdad quiere estar en tal situación.

Atentamente,
Los que estéis al tanto de estos temas, supongo que comprenderéis (y compartiréis) mi enfado. A otros les parecerá que exagero y dramatizo. En cualquier caso, vosotros mismos podéis participar (ya queda muy poco) enviando vuestras propias cartas.